¿Martín Soler, sucesor de Griñán?

Agustín de J. Muñoz Soler
Comentarista político

N. de la R.: La imaginación, lo mismo que la especulación, es libre y no conoce ni de límites ni de fronteras. En torno a los nuevos nombramientos de la Junta de Andalucía, Agustín de J. Muñoz Soler escribe una "curiosa" columna en La Gaceta de Almería que precisamente por eso, por su "curiosidad" reproducimos parcialmente:

Lo primero que se le ocurre al andaluz de a pie es que el cambio de sensibilidad en el seno del PSOE y la necesidad de coaligarse por la Izquierda no ha sido un camino de rosas en este inicio de andadura. Intuyo que, pese a la afinidad ideológica, no ha sido lo mismo coaligarse con el IU que con el PA. Todo parece indicar que resultó más fácil con los andalucistas que con los hermanos de la Izquierda. Desde que el andalucismo oficialista pasó por la Junta de Andalucía no ha vuelto el PA a conseguir una representación parlamentaria que lo mantenga latente, como si un virus político le hubiese impregnado durante sus cuatro años de Gobierno.

Y la verdad es que algunas fuerzas políticas no parecen haberse fundado para conquistar el poder, que es el fin último de todo partido político. Porque el PA ya comenzó su declive al principio de su andadura democrática cuando Alejandro Rojas-Marcos pensaría que se le acababa el tiempo y colaboró con la UCD de Adolfo Suárez en la concepción de la autonomía andaluza, y sus residuos políticos fueron los que sostuvieron a Manuel Chaves en una situación similar a la actual, resultando el panorama desolador que desde entonces tienen los auto-herederos de Blas infante.

En mi opinión ha faltado peso y tacto políticos en los nombramientos de delegados provinciales de las consejerías de la Junta de Andalucía en Almería.  En cuanto al peso, sin desmerecer la profesionalidad, yo soy de los que sostienen que el momento político hacía aconsejable la colocación al frente de las delegaciones provinciales de personas con gran relevancia social por su profesión porque la influencia en la sociedad hubiese sido grande y no habrían actuado como meros portavoces, sino como líderes, que es de lo que precisamente carecemos en la actualidad. Al mismo tiempo de estar ejerciendo ese liderazgo se hubiese ampliado el campo de acción con una distribución geográfica, que tanto se sostiene negativa como positivamente en función de los intereses de quien lo defienda.

Con la  advertencia previa de que se puede defender y atacar al mismo tiempo la territorialidad, lo cierto es que el sentimiento localista está latente en nuestra sociedad, y por consiguiente en las bases de las organizaciones políticas. Ni es un cateto quien piense en que debe haber un representante de su tierra ni es de una mente abierta y universalizada quien no tenga en cuenta la ubicación geográfica. Y como puede servir el localismo para lo bueno y lo malo, se ha concebido malvadamente que la razón por la que no se ha nombrado ningún delegado provincial de la Cuenca del Almanzora o del Levante almeriense ha sido porque es la zona en la que se halla arraigado fuertemente el 'Clan de Cuevas'.

Empieza a extenderse la idea de que Martín Soler podría ser el sucesor de José Antonio Griñán y por tanto no está retirado de la actividad política, sino en espera de que llegue otra vez su momento, pero ya con aspiraciones en la cúspide del poder. De ser esto cierto, se puede entender fácilmente que José Antonio Griñán haya decidido no nombrar responsable político alguno de la Cuenca del Almanzora ni del Levante Almeriense, y es aquí es justamente donde se está planteando la explicación a que del Valle del Andarax cuente con tres delegados.
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