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El dato es espantoso: en los últimos tres años, 6.000 oficinas bancarias han cerrado sus puertas y 30.000 trabajadores de la banca han dejado de serlo. Pero si malo es lo pasado, peor es lo que viene. Dice el Instituto de Estudios Bursátiles que España, para homologarse con la realidad europea, tendría que reducir su red bancaria en un 35 %, lo que afectaría a 41.460 empleados. “Habrá que cerrar –apostilla- 10 oficinas bancarias al día en los próximos tres años para dejar la red en un volumen de entre 25.000 y 30.000 sucursales, un tamaño más adecuado a la realidad del país”.
En Almería, el cierre de oficinas ha sido de una centena por año. La misma tónica se va a mantener en los próximos tres años. Dos son las entidades que, en nuestra provincia, van a tener mayor incidencia laboral: Unicaja y Cajamar, ambas embarcadas en procesos de fusión. Unicaja pretende prejubilar a 700 de sus trabajadores, mientras que Cajamar quiere hacer lo propio con 550. El proceso de negociación de las condiciones de prejubilación ya se ha abierto, y si bien es verdad que las mismas han sido acogidas con agrado por los trabajadores de la entidad cooperativa, no ocurre lo mismo con las ofrecidas por la entidad de Braulio Medel.
Mientras la rural ofrece a los trabajadores que se acojan a la prejubilación el 95 % del salario neto percibido en el último año, el ofrecimiento de Unicaja varía entre el 63 % y el 73 %, según edad. Los trabajadores de la caja de ahorros han puesto el grito en el cielo, y con razón. No entienden una oferta tan rácana, alejada incluso de la ofrecida por cajas intervenidas por el Frob. “Y todo ello”, dicen, “siendo Unicaja una de las entidades más solventes gracias a una gestión en la que algo habremos tenido que ver”.
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