Juan Folío
Ruralcaja, la cooperativa de crédito agrícola que está en proceso de fusión con Cajamar para conformar Cajas Rurales Unidas, ha cerrado el primer semestre de 2012 con unas pérdidas de 57 millones de euros. El primer trimestre del año lo cerró con unos beneficios de 2,8 millones. Según la dirección de la entidad, esta enorme diferencia se debe a la decisión de dotar la totalidad del riesgo inmobiliario de acuerdo con las últimas reformas aprobadas por el Gobierno. La consolidación de Ruralcaja y Cajamar no se ha producido aún, por lo que las dotaciones tienen que realizarse contra los beneficios. Una vez que la fusión sea firme, la entidad resultante de la misma, Cajas Rurales Unidas (CRU), sí podrá repercutir sus dotaciones contra provisiones, posibilidad que admite el Banco de España para las entidades fusionadas.
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Esta pérdida que arroja la cuenta de resultados de Ruralcaja surte efecto en las socias de Ruralcaja en Cajas Rurales del Mediterráneo (CRM), pues forman un sistema institucional de protección (SIP) mediante el cual están obligadas a mutualizar el 100 % de los resultados que obtienen por separado.
Las pequeñas entidades que forman el SIP de CRM (Caixa Rural Torrent, Crèdit Valencia, Caixaltea, Burriana, Caixacallosa, Nules, Caixalqueríes, Cheste, Alginet, Villar, Vilavella, Almenara, Xilxes y Vilafamés) asumirán 12,79 millones de pérdidas, mientras Ruralcaja asumirá los restantes 43,74 millones.
Ruralcaja considera que estas pérdidas tienen un carácter temporal ante la decisión de poner punto final a la crisis del ladrillo. En el primer semestre, el margen de explotación del grupo CRM ha aumentado un 189 % respecto al año pasado y los activos han aumentado un 5 %.
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