Sánchez Gordillo: delito y debate


José Fernández
Periodista

Lo más grave del robo con agresiones perpetrado en un supermercado por el parlamentario andaluz de IU Juan Manuel Sánchez Gordillo no es que los andaluces tengamos que pagar a este chorizo el sueldo (que no comparte con los desfavorecidos con la misma generosidad que la mercancía ajena) que aceptó displicentemente y “por imperativo legal”, sino el apoyo y el respaldo que le han trasladado los dirigentes de la coalición que gobierna la Junta de Andalucía con el PSOE. Tener a un tronado en las filas puede quedar bien para los pósters con pañuelo palestino, para los mítines incendiarios, para el folclore descamisado o para revivir las melodías de Quilapayún entre efluvios y aromas. Pero cuando los excéntricos cambian la pose por el delito penal tipificado no queda más camino que la condena pública, a no ser que queramos convertirnos en cómplices morales de un robo con violencia e intimidación. Cuatro años, creo.

Y eso es lo que ha hecho nada más y nada menos que el vicepresidente de la Junta, Diego Valderas, que ha tenido el cuajo de decir que el gesto de su compañero Sánchez Gordillo -al que ya ha dicho que no piensa expedientar- “ha abierto un gran debate sobre la riqueza y la pobreza”. Ya ven que para estos grillados atracar un comercio es abrir un debate. ¿Y defenderse de un atraco a tiros qué es? ¿Un cruce de opiniones? ¿Qué pasará el día en que un comerciante se niegue a que cuatro desgarramantas le “expropien” la tienda? Decía hace poco que, siguiendo su lema electoral de “Rebélate”, los señores de Izquierda Unida iban camino de convertirse en toda una revelación. Creo que me quedé corto.

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