Un gayao para el Rey

Emilio Ruiz

Don Juan Carlos, nuestro rey, tiene dificultades para mantenerse enhiesto. Como buen deportista que ha sido, parece que ha forzado demasiado la máquina. Y los excesos se pagan. El quirófano le es familiar. Como la edad, en estas situaciones, tampoco ayuda, y el Rey tiene los años que tiene –creo que son 74-, la realidad con la que se encuentra es que cada vez le resulta más difícil mantener la verticalidad. Lo hemos visto más de una vez con muletas, también con bastón, pero sólo en periodos postoperatorios. Y no le sientan tan mal. El 27 de abril del año pasado lo pudimos ver en la entrega del Premio Cervantes, acompañando a Ana María Matute, con un elegante bastón. Mostraba una figura altiva.

No sé por qué Su Majestad es tan reacio a utilizar este práctico complemento. Muchos de sus antecesores lo utilizaron con dignidad. Pudiera ser que le cueste aceptar su real estado de salud. Una tontería, pues su salud es la que es. Con el debido respeto se lo digo, Majestad: cada vez que lo vemos ponerse de pie o caminar, en vilo tiene a media España. ¿Y hay necesidad? Comprenda, Señor, que en este estado de incertidumbre no se puede vivir. ¡Eche un bastón, eche un gayaico!

Carlos Herrera tiene con don Juan Carlos una vieja amistad. El paisano le aprecia. Se aprecian mutuamente. El otro día comieron juntos en El Puerto de Santa María, a donde fueron a presenciar la corrida del centenario. Carlos es también de nuestra opinión: “He aconsejado al Rey que use bastón, pero no está por la labor”. Creo, Carlos, que al final lo echará. El tiempo corre a nuestro favor.

P. D.: En el habla popular de media Andalucía y parte de Murcia a un bastón rematado en curva no le llamamos cayado, le llamamos gayao.

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