Miguel Cárceles
Periodista / Ideal
Almería era un ejemplo del crecimiento del negocio financiero, del boom económico asociado al ladrillo. Entonces, con la burbuja inmobiliaria en máximos, en septiembre de 2008, pocos días antes de que Lehman Brothers anunciara su quiebra, Almería tocaba techo también en el negocio de las finanzas. Según las estadísticas del Banco de España, bancos y cajas mantenían 711 oficinas abiertas en toda la provincia. Desde entonces, la reestructuración bancaria ha llevado a cerrar la persiana en 111 sucursales repartidas por todo el territorio provincial, el 15,1 %.
Todas las entidades están cerrando oficinas |
Desde 1974, el número de oficinas abiertas en la provincia por parte de bancos, cajas de ahorro y otras entidades financieras (como las cooperativas de crédito) se había triplicado. De las 190 sucursales se pasó a más de 700. De eso hace ya cuatro años en los que se han perdido 111 puntos de atención al cliente y, a su vez, empleo en el sector financiero, tanto en forma de prejubilaciones como en bajas voluntarias y otros sistemas de reducción del personal.
Las cajas de ahorro han sido las entidades financieras que más afectadas se han visto por esta casuística. La remodelación del sistema impuesta por el Gobierno de España ha obligado a fusiones que han traído consigo superposiciones de oficinas y, por lo tanto, el consiguiente cierre de algunas de ellas. A menos dinero, menos mercado y, por lo tanto, menos negocio. El cierre de oficinas se ubica de este modo un sistema para asentar el sistema que, no obstante, trae estas consecuencias.
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