Andalucía: sólo nubarrones en el horizonte

Mónica Ureta
El Correo de Andalucía

Ningún Gobierno andaluz se ha enfrentado a un inicio del curso político tan complicado como el que tiene que encarar ahora el Ejecutivo de José Antonio Griñán. El horizonte inmediato es negrísimo, pero lo peor es que ni siquiera se intuye la luz al final del túnel. En una comunidad castigada con más de 1,3 millones de parados, la lucha contra el desempleo seguirá siendo el principal objetivo del Gobierno de coalición. El reto político más inmediato es sacar adelante el Presupuesto andaluz de 2013, una tarea "imposible", según el propio presidente, José Antonio Griñán, con el nuevo techo de endeudamiento que ha fijado el Estado. La Junta tendrá, inevitablemente, que volver a aplicar la tijera y con toda seguridad pedirá el rescate -acogerse al Fondo de Liquidez Autonómico- ante el cierre del crédito bancario. De cómo pase el Ejecutivo andaluz por ambos trances se verá la resistencia o no del pacto de gobierno de izquierdas. La tensión es máxima.

Malos tiempos para el Gobierno de
Griñán y Valderas
El mayor examen para la delicada cohabitación de socialistas e IU será la elaboración de las cuentas del próximo año. Andalucía perderá unos 2.700 millones en financiación por la decisión del Gobierno central de limitar el endeudamiento de las comunidades, lo que perjudica especialmente a Andalucía, una de las regiones menos endeudadas. Griñán dejó claro que sin ese dinero se podrían "cerrar 19 hospitales, 2.000 colegios o despedir a 60.000 empleados públicos". Este tope de deuda "pone en riesgo los servicios públicos fundamentales", alertó. Andalucía ha emprendido una batalla para blindar la educación pública, la sanidad y la dependencia de los recortes y privatizaciones del Gobierno de Rajoy. Ha prometido, por ejemplo, seguir atendiendo como hasta ahora a los inmigrantes sin papeles o mantener las ayudas a la dependencia, pero todo eso pende en este momento de un hilo.

El sostenimiento de los servicios públicos y la defensa de la autonomía andaluza es la piedra angular del acuerdo programático entre los socios del gobierno de izquierdas. Su relación estuvo a punto de romperse cuando la Junta aprobó el plan de ajustes para cumplir con el objetivo de déficit exigido por el Ejecutivo del PP y por Bruselas. Otros 2.700 millones en recortes que obligaron a tocar las nóminas de todos los trabajadores de la administración. IU, excepto dos diputados, apoyó finalmente el plan en el Parlamento, pero dio un claro aviso al PSOE: el Presupuesto de 2013 no podrá cebarse con los empleados públicos ni desatender a los más necesitados. Una bonita letra difícil de cumplir.

Con las severas condiciones del Gobierno central y con una caída estrepitosa de los ingresos y de la recaudación, las cuentas del próximo año serán dolorosas para los ciudadanos. IU exige un referéndum si se imponen nuevos recortes y llama a la rebelión contra la soga del déficit, pero los socialistas ya han dejado claro que van a cumplir. Una actitud de desobediencia podría dañar todavía más la imagen de Andalucía, sostienen. El acuerdo de gobierno se someterá a una mayor tensión interna si finalmente Andalucía pide el rescate financiero, una opción que se antoja inminente. Ya lo han solicitado Cataluña, Valencia y Murcia. La comunidad quedaría entonces bajo la tutela del Ejecutivo del PP.

Si se llega a este escenario, la Junta deberá rebajar la confrontación con Madrid porque básicamente estaría en sus manos.Pese a que la economía centra el inicio del curso político andaluz, éste quedará marcado por las conclusiones de la comisión que investiga en el Parlamento el escándalo de los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) irregulares pagados con dinero público. Falta otra ronda de comparecientes entre los que estarán el presidente Griñán y su antecesor, Manuel Chaves. Las consecuencias políticas de la comisión aún se desconocen. El otoño político se prevé duro.

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