Evaristo Martínez
Periodista / La Voz de Almería
La racial y apasionada Carmen, la heroína de Bizet nacida a partir de la novela de Merimée, ha vuelto a tomar vida este verano en el cuerpo de Azahara Herrera Moreno (Almería, 1987). La joven bailarina, que estudia el Grado Superior de Danza en el Conservatorio María de Ávila de Madrid, ha encarnado al personaje en un montaje representado entre el 13 de julio y el 1 de septiembre en Sankt Margarethen, localidad próxima a Viena que cuenta con uno de los festivales de ópera al aire libre más prestigiosos de Europa. Seleccionada en Madrid, Azahara ha formado parte del ballet de esta ópera junto a diecinueve jóvenes pero además ha encarnado al personaje en solitario en distintos pasajes.
Azahara, a la izquierda, en el papel de Carmen |
“La audición fue espectacular: dos horas y media con pruebas de danza clásica y flamenco para terminar con una pieza propia. Se presentó muchísima gente, unas trescientas personas, incluso de otros países. Y finalmente escogieron a veinte, para un ballet de dieciocho integrantes y un chico y una chica como reservas”, explica Azahara a LA VOZ antes de regresar a Madrid para proseguir sus estudios, orientados en la línea de Coreografía.
En el país de Carmen
Los responsables de esta Carmen, ambientada en nuestra Guerra Civil, quisieron buscar a los miembros del ballet en España. “No se han limitado a crear la obra sino que se han empapado de nuestra forma de ser: en las pruebas nos hacían preguntas acerca de cómo somos, de nuestro carácter”. ¿Y qué vieron en Azahara Herrera para elegirla? “En las audiciones buscan una idea y si encajas con ella te eligen. Yo soy yo y en cada prueba intento mostrar lo mejor de mí, lo que soy y, sobre todo, disfrutar”.
El festival de Sankt Margarethen se celebra cada verano en un marco excepcional: una antigua cantera romana, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco. “Actuábamos de miércoles a domingo ante 5.000 espectadores. A veces, incluso con lluvia. El público recibía chubasqueros antes de entrar”, recuerda divertida. Además, pudo demostrar sus dotes flamencas en los descansos. “Nos propusieron a dos chicos y a mí montar un ‘tablaito’ y así lo hacíamos, aunque no a diario. Allí me presentaban como Azahara, de Almería, en Andalucía, e incluso hice alguna entrevista. Estoy muy contenta por haber sido embajadora de Almería”.
Los responsables de esta Carmen, ambientada en nuestra Guerra Civil, quisieron buscar a los miembros del ballet en España. “No se han limitado a crear la obra sino que se han empapado de nuestra forma de ser: en las pruebas nos hacían preguntas acerca de cómo somos, de nuestro carácter”. ¿Y qué vieron en Azahara Herrera para elegirla? “En las audiciones buscan una idea y si encajas con ella te eligen. Yo soy yo y en cada prueba intento mostrar lo mejor de mí, lo que soy y, sobre todo, disfrutar”.
El festival de Sankt Margarethen se celebra cada verano en un marco excepcional: una antigua cantera romana, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco. “Actuábamos de miércoles a domingo ante 5.000 espectadores. A veces, incluso con lluvia. El público recibía chubasqueros antes de entrar”, recuerda divertida. Además, pudo demostrar sus dotes flamencas en los descansos. “Nos propusieron a dos chicos y a mí montar un ‘tablaito’ y así lo hacíamos, aunque no a diario. Allí me presentaban como Azahara, de Almería, en Andalucía, e incluso hice alguna entrevista. Estoy muy contenta por haber sido embajadora de Almería”.
De El Ejido a Viena
Azahara Herrera comenzó a estudiar danza con tres años en la academia Adagio de El Ejido, con Rosa María Rubio. “Agradezco su ánimo para seguir estudiando: gracias a ella hice la prueba para el Conservatorio de Danza de Almería”. Allí estuvo quince años, hasta terminar el grado profesional en la especialidad de Danza Española y Flamenco. “Recuerdo a grandes profesores, como Isabel Guirado, Meme, Anabel o Francis Hernández, entre otros”. Y de allí a seguir los estudios en Madrid, en el conservatorio María de Ávila, donde ha podido aprender de una de sus ídolos, Elvira de Andrés. Ahora, el futuro pasa por seguir trabajando duro. “Me gustaría formarme como coreógrafa e incluso crear una compañía”.
En su tierra ha actuado en todos los escenarios posibles -de peñas a los grandes auditorios- y antes de despedirse lanza una reivindicación. “Es una pena que en Almería, donde hay tanta ilusión por bailar, la gente que se forma en el Conservatorio de Danza tenga que estar de prestado. Cuando yo estudiaba prometieron que harían un nuevo conservatorio y ahora voy a terminar la carrera y sigue siendo una promesa incumplida”, subraya con arrojo y pasión. Como Carmen.
Azahara Herrera comenzó a estudiar danza con tres años en la academia Adagio de El Ejido, con Rosa María Rubio. “Agradezco su ánimo para seguir estudiando: gracias a ella hice la prueba para el Conservatorio de Danza de Almería”. Allí estuvo quince años, hasta terminar el grado profesional en la especialidad de Danza Española y Flamenco. “Recuerdo a grandes profesores, como Isabel Guirado, Meme, Anabel o Francis Hernández, entre otros”. Y de allí a seguir los estudios en Madrid, en el conservatorio María de Ávila, donde ha podido aprender de una de sus ídolos, Elvira de Andrés. Ahora, el futuro pasa por seguir trabajando duro. “Me gustaría formarme como coreógrafa e incluso crear una compañía”.
En su tierra ha actuado en todos los escenarios posibles -de peñas a los grandes auditorios- y antes de despedirse lanza una reivindicación. “Es una pena que en Almería, donde hay tanta ilusión por bailar, la gente que se forma en el Conservatorio de Danza tenga que estar de prestado. Cuando yo estudiaba prometieron que harían un nuevo conservatorio y ahora voy a terminar la carrera y sigue siendo una promesa incumplida”, subraya con arrojo y pasión. Como Carmen.
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