José Luis Sánchez Teruel
Secretario General del PSOE de Almería
El pasado fin de semana la provincia de Almería sufrió uno de los incendios forestales más graves de esta temporada en el municipio de Bédar. Las cifras de las hectáreas afectadas, las pesquisas para intentar averiguar quién o quienes han sido los responsables directos o indirectos del fuego o los medios técnicos que se tuvieron que poner el servicio de la extinción del incendio, han sido ampliamente comentados en todos los medios de comunicación.
Efectos del incendio de Bédar |
La labor de todos los que participaron en apagar las llamas fue incuestionable y el dispositivo que se puso en marcha atendió con una enorme responsabilidad y profesionalidad su tarea. Todo esto, como digo, ha sido aplaudido desde todos los ámbitos, desde los vecinos afectados hasta las administraciones que de una forma u otra se emplearon a fondo para colaborar en la extinción del incendio, y de cuya buena coordinación dependió que este grave siniestro no tuviera peores consecuencias de las acaecidas.
Sin embargo, y a pesar de que también ha sido destacado su trabajo, quiero detenerme en esta tribuna en todas las personas que realizaron una enorme labor social, en muchos casos desinteresada, tan importante y tan necesaria como la llevada a cabo por los trabajadores del INFOCA de la Junta o la UME (Unidad Militar de Emergencias) y que la desarrollaron de manera paralela a las labores de extinción, como fue el caso del personal de Protección Civil adscrito a los ayuntamientos de la comarca del Levante. En una sociedad en la que los personalismos cada día ganan más terreno, es admirable la labor de los voluntarios, de las personas que de manera altruista se ponen al servicio del bien común y aportan lo mejor de sí mismos para colaborar en situaciones como las vividas en Bédar o en tantos otros lugares donde se da una escenario de emergencia.
Es una responsabilidad de todos fomentar este tipo de actitudes, especialmente entre los jóvenes, para seguir avanzando en una sociedad moderna e implicada en todo lo que ocurre en su entorno, que mire hacia el futuro y desarrolle valores de solidaridad y esfuerzo colectivo sin más recompensa que la satisfacción de haber contribuido a atender las necesidades, que son muchas, de los ciudadanos afectados en situaciones de este tipo.
En el incendio de Bédar también se demostró que, tal y como ya he comentado, la coordinación entre administraciones y la implicación de todos los cuerpos de seguridad y sanitarios son un requisito imprescindible para la resolución de manera satisfactoria de este tipo de siniestros. En este sentido, el alcalde de Bédar, Ángel Collado, nos ha dado una lección de serenidad, sensatez y responsabilidad ante una situación de extrema gravedad y los alcaldes de los municipios vecinos demostraron también estar a la altura de las circunstancias en las peores circunstancias, poniendo a disposición de los ciudadanos evacuados todo lo que estaba en su mano para atenderlos.
La reflexión que nos deja todo lo ocurrido nos lleva a la admiración hacia muchas personas, sin nombres y apellidos, anónimas, que no aparecen en los medios de comunicación, pero que están ahí dispuestas a colaborar cuando se las necesita. Son hombres y mujeres con los que sabemos que podemos contar y a los que debemos de sumar muchos más para que este espíritu solidario siga creciendo en nuestra provincia. Ésta es una de las señas de identidad de esta tierra y así lo ha venido demostrando a lo largo del tiempo. Y esto ocurre a diario, no sólo en situaciones de emergencia sino también en otros ámbitos como el deportivo – como ocurrió durante la celebración de los juegos mediterráneos de 2005 – en el cuidado y la conservación del medio natural en los distintos espacios protegidos de la provincia o en el apoyo y la atención a los más necesitados a través de las distintas organizaciones no gubernamentales.
Los socialistas entendemos que esta realidad nos hace mejores personas, a las que se implican y a las que se ven reflejadas en ese tipo de actitudes, de ahí que desde la Junta de Andalucía se haya estado impulsando a estos colectivos de manera clara y decidida, con la idea de que el fomento y el apoyo de estas iniciativas promueven una sociedad más justa, más igualitaria y con un mayor compromiso social. En nuestra mano, en la de todos, está continuar por ese camino. Para eso debe de servir también la política y los políticos.
Sin embargo, y a pesar de que también ha sido destacado su trabajo, quiero detenerme en esta tribuna en todas las personas que realizaron una enorme labor social, en muchos casos desinteresada, tan importante y tan necesaria como la llevada a cabo por los trabajadores del INFOCA de la Junta o la UME (Unidad Militar de Emergencias) y que la desarrollaron de manera paralela a las labores de extinción, como fue el caso del personal de Protección Civil adscrito a los ayuntamientos de la comarca del Levante. En una sociedad en la que los personalismos cada día ganan más terreno, es admirable la labor de los voluntarios, de las personas que de manera altruista se ponen al servicio del bien común y aportan lo mejor de sí mismos para colaborar en situaciones como las vividas en Bédar o en tantos otros lugares donde se da una escenario de emergencia.
Es una responsabilidad de todos fomentar este tipo de actitudes, especialmente entre los jóvenes, para seguir avanzando en una sociedad moderna e implicada en todo lo que ocurre en su entorno, que mire hacia el futuro y desarrolle valores de solidaridad y esfuerzo colectivo sin más recompensa que la satisfacción de haber contribuido a atender las necesidades, que son muchas, de los ciudadanos afectados en situaciones de este tipo.
En el incendio de Bédar también se demostró que, tal y como ya he comentado, la coordinación entre administraciones y la implicación de todos los cuerpos de seguridad y sanitarios son un requisito imprescindible para la resolución de manera satisfactoria de este tipo de siniestros. En este sentido, el alcalde de Bédar, Ángel Collado, nos ha dado una lección de serenidad, sensatez y responsabilidad ante una situación de extrema gravedad y los alcaldes de los municipios vecinos demostraron también estar a la altura de las circunstancias en las peores circunstancias, poniendo a disposición de los ciudadanos evacuados todo lo que estaba en su mano para atenderlos.
La reflexión que nos deja todo lo ocurrido nos lleva a la admiración hacia muchas personas, sin nombres y apellidos, anónimas, que no aparecen en los medios de comunicación, pero que están ahí dispuestas a colaborar cuando se las necesita. Son hombres y mujeres con los que sabemos que podemos contar y a los que debemos de sumar muchos más para que este espíritu solidario siga creciendo en nuestra provincia. Ésta es una de las señas de identidad de esta tierra y así lo ha venido demostrando a lo largo del tiempo. Y esto ocurre a diario, no sólo en situaciones de emergencia sino también en otros ámbitos como el deportivo – como ocurrió durante la celebración de los juegos mediterráneos de 2005 – en el cuidado y la conservación del medio natural en los distintos espacios protegidos de la provincia o en el apoyo y la atención a los más necesitados a través de las distintas organizaciones no gubernamentales.
Los socialistas entendemos que esta realidad nos hace mejores personas, a las que se implican y a las que se ven reflejadas en ese tipo de actitudes, de ahí que desde la Junta de Andalucía se haya estado impulsando a estos colectivos de manera clara y decidida, con la idea de que el fomento y el apoyo de estas iniciativas promueven una sociedad más justa, más igualitaria y con un mayor compromiso social. En nuestra mano, en la de todos, está continuar por ese camino. Para eso debe de servir también la política y los políticos.
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