José Luis Sánchez Teruel
Secretario General del PSOE de Almería
Han pasado ya seis meses desde las elecciones autonómicas en Andalucía y el Partido Popular sigue sin encajar los resultados, castigando a Andalucía, a los andaluces, a los almerienses, con las decisiones que toma el Gobierno de Rajoy y también con la actitud que mantienen los dirigentes populares en nuestra comunidad. Tanto Arenas como ahora Zoido no se han desmarcado ni un solo paso de los dictados de Rajoy y en lugar de ponerse del lado de los ciudadanos de esta tierra, aplauden sin reservas todas y cada una de las decisiones que discriminan y castigan a Andalucía.
De esta manera, ya lo he comentado en varias ocasiones, se ocultaron los Presupuestos Generales del Estado para favorecer las expectativas electorales de Javier Arenas, algo que perjudicó de manera notable a la credibilidad del país y que fue censurado a nivel internacional. Ni se inmutaron. Y lo que es peor, cuando se descubrieron las cuentas, el brutal recorte que estos presupuestos suponían para Andalucía y que incumplían el propio Estatuto de Autonomía, comenzaron a hablar de confrontación y deslealtad. Pero, ¿exigencias a Rajoy? Ni una sola.
Tampoco se les escuchó decir nada cuando el Gobierno del PP negó la obligación del Ejecutivo de la Nación de pagar a Andalucía los 1.504 millones de euros correspondientes a las inversiones no ejecutadas en 2008 y 2009, lo que puso de relieve que los populares no tenían ningún reparo en pisotear de nuevo, y en un espacio de tiempo muy corto, el Estatuto de Andalucía y a todos los ciudadanos de nuestra región.
Los andaluces tuvimos que soportar un nuevo golpe con el techo de endeudamiento que nos impuso Rajoy en el Consejo de Política Fiscal y Financiera con unos límites absolutamente lesivos para Andalucía, cuando nuestras cifras, nuestro déficit, era bastante menor que el de otras comunidades. Rajoy rebajó el límite de deuda para Andalucía, mientras que lo aumentó para Catalunya, Valencia y Castilla La Mancha, en un claro ejemplo de discriminación que los populares, los dirigentes andaluces y almerienses, lejos de denunciar, recibieron con el regocijo propio de quién está pensando más en sus intereses políticos que en los ciudadanos.
Al negarle el adelanto de 1.000 millones de euros a la Junta se está cometiendo ahora otra discriminación con Andalucía ya que el Ejecutivo de Rajoy sí ha realizado anticipos a Catalunya, Castilla-La Mancha y Valencia. Y en todo lo anterior pero, especialmente en esto, es donde se ve muy claro el intento por parte del Partido Popular de utilizar la asfixia financiera para doblegar la voluntad democrática expresada en las urnas el pasado 25 de marzo por los andaluces y andaluzas.
Y este, y no otro, es el oscuro objeto de deseo que persigue el Partido Popular. Como en la película de Buñuel, el PP representa la frustración por un amor no compartido, por la negativa que expresaron los ciudadanos en las urnas a que un gobierno de la derecha tomara las riendas de nuestra comunidad. Y ante esa tesitura, vuelca todo su desengaño, toda su contrariedad contra Andalucía. Los ciudadanos, sin embargo, son plenamente conscientes de que Rajoy no sólo está infringiendo un injusto castigo al Gobierno andaluz sino que con estas decisiones que viene tomando desde que llegó a la Moncloa, su Ejecutivo está cercenando las posibilidades de recuperación de nuestra economía y cerrando todas y cada una de las puertas que nos permitirían gestionar con cierta solvencia la difícil situación económica por la que atravesamos.
El rescate económico, por lo tanto, queda en un segundo plano, puesto que, por comparación, estamos en mejor situación que las comunidades gobernadas por el PP y ese mensaje tremendista ya no “cuela” entre la población andaluza. No, aquí la derecha solo y exclusivamente aspira al rescate político, tal y como insinuó el presidente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, la pasada semana. A doblegar la voluntad de los andaluces y andaluzas, de lo que legítimamente decidieron en las pasadas elecciones. En esas están. ¿Y saben lo que les digo? Que tampoco cuela.
De esta manera, ya lo he comentado en varias ocasiones, se ocultaron los Presupuestos Generales del Estado para favorecer las expectativas electorales de Javier Arenas, algo que perjudicó de manera notable a la credibilidad del país y que fue censurado a nivel internacional. Ni se inmutaron. Y lo que es peor, cuando se descubrieron las cuentas, el brutal recorte que estos presupuestos suponían para Andalucía y que incumplían el propio Estatuto de Autonomía, comenzaron a hablar de confrontación y deslealtad. Pero, ¿exigencias a Rajoy? Ni una sola.
Tampoco se les escuchó decir nada cuando el Gobierno del PP negó la obligación del Ejecutivo de la Nación de pagar a Andalucía los 1.504 millones de euros correspondientes a las inversiones no ejecutadas en 2008 y 2009, lo que puso de relieve que los populares no tenían ningún reparo en pisotear de nuevo, y en un espacio de tiempo muy corto, el Estatuto de Andalucía y a todos los ciudadanos de nuestra región.
Los andaluces tuvimos que soportar un nuevo golpe con el techo de endeudamiento que nos impuso Rajoy en el Consejo de Política Fiscal y Financiera con unos límites absolutamente lesivos para Andalucía, cuando nuestras cifras, nuestro déficit, era bastante menor que el de otras comunidades. Rajoy rebajó el límite de deuda para Andalucía, mientras que lo aumentó para Catalunya, Valencia y Castilla La Mancha, en un claro ejemplo de discriminación que los populares, los dirigentes andaluces y almerienses, lejos de denunciar, recibieron con el regocijo propio de quién está pensando más en sus intereses políticos que en los ciudadanos.
Al negarle el adelanto de 1.000 millones de euros a la Junta se está cometiendo ahora otra discriminación con Andalucía ya que el Ejecutivo de Rajoy sí ha realizado anticipos a Catalunya, Castilla-La Mancha y Valencia. Y en todo lo anterior pero, especialmente en esto, es donde se ve muy claro el intento por parte del Partido Popular de utilizar la asfixia financiera para doblegar la voluntad democrática expresada en las urnas el pasado 25 de marzo por los andaluces y andaluzas.
Y este, y no otro, es el oscuro objeto de deseo que persigue el Partido Popular. Como en la película de Buñuel, el PP representa la frustración por un amor no compartido, por la negativa que expresaron los ciudadanos en las urnas a que un gobierno de la derecha tomara las riendas de nuestra comunidad. Y ante esa tesitura, vuelca todo su desengaño, toda su contrariedad contra Andalucía. Los ciudadanos, sin embargo, son plenamente conscientes de que Rajoy no sólo está infringiendo un injusto castigo al Gobierno andaluz sino que con estas decisiones que viene tomando desde que llegó a la Moncloa, su Ejecutivo está cercenando las posibilidades de recuperación de nuestra economía y cerrando todas y cada una de las puertas que nos permitirían gestionar con cierta solvencia la difícil situación económica por la que atravesamos.
El rescate económico, por lo tanto, queda en un segundo plano, puesto que, por comparación, estamos en mejor situación que las comunidades gobernadas por el PP y ese mensaje tremendista ya no “cuela” entre la población andaluza. No, aquí la derecha solo y exclusivamente aspira al rescate político, tal y como insinuó el presidente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, la pasada semana. A doblegar la voluntad de los andaluces y andaluzas, de lo que legítimamente decidieron en las pasadas elecciones. En esas están. ¿Y saben lo que les digo? Que tampoco cuela.
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