Antonio Lao
Director de Diario de Almería
Leo y releo las palabras de la ministra de Fomento, Ana Pastor, en su última visita a Almería. Por más que busco no encuentro una sola novedad, un halo de esperanza o una frase positiva que me haga creer que las obras que el Estado aún tiene pendientes con esta provincia van a avanzar un paso a pesar de la crisis. Deben creer que lo he intentado en positivo, con amabilidad, incluso con algo de humor blanco y hasta dejándome llevar por los hados de la buena esperanza y mejor fe, y sigo sin ver un signo, un acicate que me catapulte hacia el optimismo.
Ana Pastor, ministra de Fomento |
Atrapados en el el ojo del huracan de la crisis, cuando cualquier detalle positivo alegra al más pintado, la ministra de Fomento llega a la provincia a visitar el puesto de inspección fronteriza y a darnos las cifras de actuaciones de Salvamento Marítimo. ¡Cágate, lorito!, que diría un castizo. Ni una palabra en positivo o en negativo que nos haga pensar en que el AVE estará en Almería más pronto que tarde y, mucho menos, un gesto sobre el soterramiento de las vías del tren. Dos banderas críticas del PP hacia el Gobierno de Zapatero en los últimos ocho años -porque lo hicieron rematadamente mal- y que ahora que tienen la oportunidad de remediar, se corre un túpido o estúpido velo para que la serena calma que nos invade y la sangre de horchata que parece todos tenemos haga de anestesia total sobre reivindicaciones básicas y claves para el desarrollo de esta tierra. Un amigo de mi pueblo, ante situaciones similares a la excursión de Ana Pastor, siempre dice lo mismo: "Para este viaje no hacían falta estas alforjas".
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