Pedro Mena Enciso
Profesor de Historia
Viniendo desde Almería, dirección hacia La Fabriquilla de Cabo de Gata, poco más allá del Km 17, nos topamos con la espectacular Iglesia de Las Salinas, que luce nuevamente en todo su esplendor para continuar siendo uno de los símbolos del majestuoso Parque Natural. Pues bien, su restauración ha sido posible gracias al esfuerzo de muchos ciudadanos y colectivos que hemos creado una sensibilidad social y política recogida finalmente por el Obispado en colaboración con el Ayuntamiento de la capital para financiar las obras y poder consagrar el próximo domingo, 23 de septiembre, la coqueta e histórica Iglesia salinera.
La iglesia, tras su rehabilitación |
El citado templo cristiano fue inaugurado en 1907 y el día de Navidad de 2004 se celebró la última Misa por el pésimo estado de la construcción que suponía un gran peligro. Desde entonces, vecinos y amantes del Cabo, preocupados por su futuro, iniciamos una auténtica cruzada para evitar que se cayera y con ella que Las Salinas perdieran definitivamente ese toque de personalidad que esta Iglesia le transmite, siempre tan alta, erguida y elegante. Juan Goytisolo en Campos de Níjar, la describe así:
Hay una Iglesia gris, de construcción reciente, una cruz solitaria en recuerdo de los Caídos y una montaña de sal blanca, que parece de nieve. El aire huele como en las afueras de las grandes ciudades y el conjunto es de una extraña simetría.
Como sabemos, es de construcción muy sencilla: consta de una única nave que desemboca en el altar y una torre lateral alta provista de campanario que le da una fisonomía elegante y original, que ha llamado la atención a los más ilustres fotógrafos. Así pues, la Iglesia de Las Salinas, edificio conocido por todos, no posee un extraordinario valor artístico pero se ha hecho universalmente famoso porque se nos presenta siempre unido al Parque Natural de Cabo de Gata a través de Las Salinas y ha pasado a formar parte inseparable del paisaje.
Situada en primera línea de playa, es testigo de hermosas puestas de sol que conjugan junto al mar la belleza insólita de estos parajes. Buceamos algo más en la historia de esta emblemática Iglesia: Inmortalizada por el Séptimo Arte forma también parte de la vida de los habitantes de barrios tan turísticos como La Fabriquilla , La Almadraba o Las Salinas y todo el entorno del Cabo de Gata. La Iglesia, como Las Salinas, pertenecía también a la Compañía Unión Salinera de España. Siguiendo los estudios realizados por Milagros Soler podemos encontrar referencias para saber más acerca de esta Iglesia única:
La iglesia, antes de su rehabilitación |
A diferencia de las casas concebidas para los trabajadores, el templo y las oficinas (Casa Dirección), se levantaron sobre una plataforma para evitar la entrada de agua y arena (nivel 0). Este práctico recurso les confiere cierto aire de superioridad sobre el resto de las construcciones. Bajo la nave del Templo, en una especie de semisótano, se alojan distintas estancias dedicadas a zona de servicios. Entre ellas, un columbario y otras habitaciones de utilidad imprecisa.
En cuanto a la situación de la fachada, hemos de decir que la Iglesia mira hacia Levante y también hacia el Sur, en dirección al conjunto de casas humildes que conforman el barrio de Las Salinas. El templo es rectangular con dos alturas y, si llegamos al final del campanario, vemos hasta seis niveles. En su interior, los dos primeros niveles de altura, forman una nave con bóveda de cañón y cubierta plana en terraza, protegida por una balaustrada extramuros que recorre todo el perímetro. En cuanto a las citadas montañas de sal que la rodean, hemos de decir que fueron explotadas, como otras de la costa, por diversas culturas a lo largo de la Historia: Ya en la antigüedad, fenicios, romanos y otros pueblos aprovecharon la sal para la obtención de cloruro sódico, indispensable para la conservación de la carne y el pescado. Precisamente la palabra salario deriva de la sal, mineral con el que pagaban los romanos a los trabajadores.
Hoy constituyen las últimas Salinas activas de la provincia de Almería y, cuando me voy acercando al barrio y diviso la imagen salinera, desde esa carretera recta y libre paralela al mar, no dejo de admirarme al ver esta Iglesia endeble, tan alta y delgada con su campanario que pretende alcanzar el cielo.
Pues bien, este templo dedicado al culto religioso, icono de nuestro Parque Natural, con más de cien años de antigüedad y rehabilitado recientemente, pertenece al Patrimonio de todos.
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