Los hermanos Castellanos Bonillo, de Arboleas, hacen las américas


Manuel León 
Redactor-Jefe de La Voz de Almería 

La familia Castellanos Bonillo, de Arboleas, apodados Los Truenos, salió con una mano de atrás y otra delante a finales de los 40, a buscar un futuro, un porvenir, lo que fuese para salir de la miseria. Tras hacer parada y fonda un breve tiempo en Reus (Tarragona), el padre Juan y la madre Francisca deciden embarcarse con Juanico y María, sus hijos, rumbo a La Argentina del trigo candeal que repartía Evita Perón en el Nodo. No fueron los únicos: decenas de paisanos arboleanos y de toda la lengua del Almanzora embarcaban desde Vigo, en esos años, hasta tierra austral, como antes lo hicieron sus abuelos. Como eran despabilados y afanosos, prosperaron rápido los Castellanos Bonillo. Empezaron arrendando fincas y ganado en las feraces tierras de La Patagonia, estableciendo domicilio en la creciente ciudad de Comodoro Rivadavia. Allí, el padre empezó a dar portes con una camioneta para la petrolera YPF hasta constituir una empresita: Transportes Castellanos. Su hijo Juan tomó el relevo, aumentando la flota y los clientes, y su hija María, que se ocupaba de las ovejas en las llanuras de Río Grande y la Tierra de Fuego, encontró petróleo en la finca familiar donde pastaban los ovinos.

Juan Castellanos y Cristóbal López, con los Kirchner
Creció como la espuma la caja de caudales familiar y su influencia económica y social en la comunidad patagónica. Ahora, los hermanos Juan y María Castellanos Bonillo, con los progenitores ya fallecidos, son unas de las grandes fortunas argentinas, con propiedades en todo el país y con una nómina de empleados a su servicio que supera las 10.000 personas. Juan, de 67 años,  llamado el ‘gallego’, tiene negocios en el sector del juego con casinos y bingos por toda Argentina. También es socio fundador de la sociedad Hotelera del Sur que construye y explota establecimientos hoteleros por toda la región austral. Asegura uno de sus parientes de Arboleas, su primo hermano Bartolomé Gómez Bonillo, que Juan es un pertinaz aficionado al fútbol y al equipo del Almería. “Acude al estado de los Juegos Mediterráneo siempre que puede y también, a veces, viene expresamente desde Buenos Aires a presenciar algún Madrid-Barça”, asegura Gómez. Cuenta el primo la anécdota de que en un partido de la pasada temporada, otro empresario almeriense, Manuel Lao, le sacó una entrada en el Nou Camp y al lado se encontró con su socio, también almeriense, y zar del juego en Argentina, Cristóbal López: todo lo había preparado el oriundo de Doña María, presidente de Cirsa.

María Castellanos es accionista de la petrolera YPF y habrá debido de vivir en primera línea todo el conflicto de intereses cuando la compañía energética argentina estaba en manos de la española Repsol: un corazón partido entre sus raíces españolas y su adopción argentina. María es viuda, sin hijos, arriesgada en los negocios, conserva casa en su pueblo natal, Arboleas, donde suele acudir dos o tres veces al año para no olvidarse de sus raíces y a compartir tiempo con sus vecinos de la infancia. Lázaro es el tercer hermano, nacido ya en Argentina, menos vinculado a la tierra de sus padres, menos acaudalado que sus hermanos, pero también con grandes fincas, pastos y cabaña de ganado vacuno en la zona de La Patagonia. Los Castellanos, los Truenos aquí, gallegos allá, son un ejemplo más del triunfo de la emigración almeriense en tierra extraña.

Información adicional de Luis López Jiménez:

En la información se habla de dos hermanos de Arboleas que han creado un imperio en Argentina. En La foto sólo aparece el varón y no María. En esta foto que añado, hecha en 2007, en el Centro Social de Andalucía en Comodoro Rivadavia, la capital petrolera de La Patagonia, aparece María Castellanos Bonillo. Es la señora rubia que aparece a mi derecha. Junto a ella, un señor de Polopos, de más de 90 años, que todos los días se comunica con sus paisanos con su "computadora" y su webcam. A continuación de éste, un hijo de Albox. A mi izquierda, una señora, también oriunda de Albox, y José Antonio Sáez, oriundo de Lucainena, presidente de la Casa de Andalucía en Comodoro Rivadavia. Como se ve, la Virgen del Saliente sigue siendo para ellos una referencia fundamental. Por cierto, María Castellanos me comentó que tenía una finca "pequeña" en la que criaba ovejas: 75.000 hectáreas.

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