Delegado en Andalucía de El Economista
Perdonen
que hable de esta profesión, pero las conexiones del periodismo con la política
-inevitables, pero casi siempre más perjudiciales para el primero- generan
reacciones relevantes para la ciudadanía que quedan ocultas. elEconomista es
uno de los escasos medios que sigue dedicando espacio fijo al sector de la
comunicación. En este sentido, hemos desvelado en los últimos días el cambio accionarial
que está cocinándose en el grupo Joly, el primer grupo de comunicación andaluz.
Concentración de trabajadores de Málaga Hoy |
La
asfixia financiera de todos los grupos de comunicación por la caída de ingresos
publicitarios, fundamentalmente, está detrás de las necesidades de liquidez de
Joly, que además tiene que pagar la salida de un centenar de empleados, uno de
cada cinco con los que cuenta. Sin embargo, en la cocina hay algunas personas
que no son empresarios y
también aportan ingredientes en la operación.
Ya
estaba en esa cocina el PSOE andaluz, que a través de jugosos contratos de
diversas consejerías por varios millones de euros, aportaba cada vez un mayor porcentaje
de ingresos al grupo -que no entrega sus cuentas al registro desde 2008-. El
partido que nos gobierna desde 1982 recibía así un trato preferencial en esos
nueve periódicos, hasta el punto
de que en la Junta se referían a estos diarios como “nuestros periódicos”.
Pero
esos contratos ya no pueden renovarse en esas condiciones y, en paralelo, el PP ha
sido el partido más votado de Andalucía, además de gobernar las diez mayores
ciudades de la región y cinco diputaciones. Y claro, el PP también entró en la
cocina, cansado de recibir estopa. En especial Juan Ignacio Zoido,
alcalde de Sevilla y presidente del PP-A. Dicen que él ha jugado un papel clave
en la llegada de Lara y Andic. Quizá el gran cabreo del presidente Griñán sea
la mejor prueba de ello.
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