Descrédito de los políticos: el ejemplo de Huércal de Almería

Mª José López Pacheco 
Concejal de Huércal de Almeria 

Hace unos días ha sido  noticia que el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz aludiese a la decadencia de la clase política en un auto judicial y tanto la derecha como la izquierda pusieron el grito en el cielo. No mucho después, cuando se hizo público el Barómetro del CIS, pudimos comprobar que los políticos son considerados el tercer problema para los españoles después del paro y de la economía. En mi modesta opinión, y aunque suene paradójico dada mi condición de concejal, no puedo estar más de acuerdo tanto con el juez Pedraz como con el Centro de Investigaciones Sociológicas.

Seguramente políticos de la talla de Cisneros, Pi y Margall o don Manuel Azaña, en los tiempos que vivimos, son difíciles de encontrar. La clase política sigue estancada, paniaguada, sin dar respuestas a los ciudadanos, que ven cómo cada día se van recortando sus derechos mientras que la administración no se adelgaza, no se unifican competencias, no se acaban con bicefalias en los organismos oficiales, no se recortan en privilegios y, en definitiva, no se da ejemplo.

Ciertamente, a los españoles no les falta razón para vernos a todos los políticos como unos chupópteros incompetentes que no aportamos soluciones a su deterioro social y que vivimos en una especie de limbo, inmunes a su sufrimiento. Me gustaría poder decir que por culpa de cuatro sinvergüenzas sin escrúpulos nos están metiendo a todos en el mismo saco, pero desgraciadamente no son cuatro, son algunos más, y hechos como los que paso a relatar no nos allanan el camino precisamente.

Esta semana, en mi municipio hemos vivido el final de un desagradable episodio en la historia de Huércal de Almería que empezó allá por el mes de febrero, cuando el concejal de Hacienda, Seguridad Ciudadana y Tráfico fue detenido conduciendo su vehiculo con una elevada tasa de alcoholemia unido a un flagrante abuso y resistencia a la autoridad. Por parte de la oposición en bloque se solicitó la dimisión irrevocable del concejal.

El alcalde respondió que le cesaba como Concejal de Tráfico y Seguridad, pero que continuaba con el área de Hacienda. Qué se puede esperar de un alcalde que no solo no lo cesa, sino que, además de restarle competencias, le mantiene el sueldo íntegro, un sueldo de 2.800 euros aproximadamente. Lo ético y responsable hubiese sido cesarle fulminantemente.

Hubo un nuevo episodio en el que el mismo concejal fue grabado por una televisión de ámbito nacional presuntamente utilizando los vehículos de la Policía Local para usos privados. Este señor siguió en su puesto.

Además de ver el nombre de nuestro pueblo envuelto en estos "turbios asuntos", los vecinos fuimos testigos abochornados de unas declaraciones del alcalde en la misma televisión intentando justificar los errores de este edil con frases tan desafortunadas como que "es que hay unos señores de verde que te hacen soplar y es que era el Día de los Enamorados". Aparte de la enorme falta de respeto hacia la Guardia Civil habría que recordarle a este señor que cualquier día es posible morir a causa de un conductor ebrio, y si no que se lo diga a los millones de familiares de victimas que lo han vivido desgraciadamente en su propia piel.

Esta semana se ha escrito el capitulo final. Ha sido necesario un nuevo "encontronazo" de este edil con la Guardia Civil, en el que presuntamente ha vuelto a abusar de su autoridad para que, por fin, se le haya invitado a entregar su acta.

Éste es solo un ejemplo, vivido en primera persona. Mi reflexión es: ¿con actitudes como éstas, tanto de quien comete el error como del que lo mantiene en su cargo, qué grado de credibilidad podemos ofrecer los políticos honrados que, desde nuestra modesta posición, a veces sufriendo desagravios y sin recibir remuneración económica alguna, intentamos mejorar la calidad de vida de nuestros vecinos? Afortunadamente somos la mayoría, pero también, desafortunadamente, somos victimas de ese descrédito.

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