José Luis Sánchez Teruel
Secretario General del PSOE de Almería
Lamento tener que decir que si este año está siendo extremadamente duro para los andaluces a causa de los salvajes recortes del PP en materia social, los próximos doce meses, y sentiré mucho no equivocarme, van a ser peores todavía. El Gobierno de Rajoy ha preparado unos presupuestos generales en los que, una vez más, la sanidad y las políticas sociales serán las grandes castigadas, sometidas a un derechazo tras otro. El rodillo de la derecha ha rechazado las enmiendas presentadas en el Congreso de los Diputados por el PSOE para evitar que la injusticia y la insolidaridad que se esconden detrás de las grandes cifras sean una realidad. Es la demolición programada del Estado del Bienestar, ese que garantizaba la igualdad de acceso a la educación, la sanidad y a los servicios sociales.
El propósito de Rajoy es que en 2013 se recorte en un 20 % el dinero público para políticas de salud y servicios sociales. Esto supondrá 1.100 millones de euros menos que los que aplicaba el Gobierno del PSOE en su último presupuesto. Y en términos de empleo, estamos hablando de la pérdida de medio millón de puestos de trabajo asociados a los sectores públicos. Por eso, los socialistas andaluces vamos a defender el Estado del Bienestar como una prioridad absoluta porque así se garantizará la calidad de vida y la igualdad entre los andaluces. Sabemos que hay otra forma de hacer política, que se pueden preservar los servicios públicos fundamentales evitando a la vez que haya despidos en el sector público.
Me quedé atónito, como tanta y tanta gente, al escuchar esta semana al ministro Montoro asegurar sin rubor alguno que los Presupuestos del Estado para 2013 son los más sociales de la historia de España. Cuesta encontrar las palabras para reaccionar ante eso. ¿Es que los españoles vivimos en un país y el PP en otro? ¿Acaso cree el ministro, cree Rajoy, que se puede tomar al ciudadano por ignorante o indiferente ante lo que está ocurriendo? Ofende a la inteligencia escuchar semejante afirmación y, lo que es peor, dice bien a las claras que la derecha no sólo pretende españolizar a los dudosos sino imponer una realidad paralela y virtual.
Los hechos son los hechos y las cifras cantan. En 2013 Andalucía recibirá 707 millones de euros menos que en 2011, cuando gobernaba el PSOE. Sólo en políticas sociales y de Igualdad, los andaluces tendremos 374 millones menos que en el último prepuesto. Así que, menos dinero para la investigación, la dependencia, la sanidad y la promoción social. Si el Gobierno de Rajoy cumpliera lo que establece la Disposición Adicional Tercera del Estatuto de Autonomía, referida a que la inversión del Estado ha de ser acorde a nuestra población, el ajuste del gasto hubiera sido mucho menor. Rajoy ha ignorado a los andaluces y a nuestro Estatuto.
Frente a todo lo dicho, el Gobierno andaluz toma medidas compensatorias que atenúen semejante sangría de recursos públicos. Si para el PP hay menos dinero para quienes menos recursos tienen, para el PSOE aquellos que más tienen deben contribuir fiscalmente de forma proporcionada a su riqueza. Es lo justo y lo exigible, especialmente en tiempos de necesidad como los actuales. En Andalucía no se van a privatizar servicios públicos como en otras comunidades, no se van a cerrar hospitales ni centros de salud y, además, se pondrá en marcha un plan de inserción social, dotado con 60 millones de euros, para desempleados sin recursos.
El Sur también existe y en él un gobierno solidario y centrado en mejorar la calidad de vida de su pueblo. Mientras, el PP se queda solo. Hace ya tiempo que ha perdido la credibilidad y la confianza de muchos de quienes de buena fe pensaron que era una buena opción electoral para salir de la crisis. La Historia nos ha enseñado que la derecha no tiene el interés general en el norte de su brújula. Es duro comprobarlo una y otra vez.
Me quedé atónito, como tanta y tanta gente, al escuchar esta semana al ministro Montoro asegurar sin rubor alguno que los Presupuestos del Estado para 2013 son los más sociales de la historia de España. Cuesta encontrar las palabras para reaccionar ante eso. ¿Es que los españoles vivimos en un país y el PP en otro? ¿Acaso cree el ministro, cree Rajoy, que se puede tomar al ciudadano por ignorante o indiferente ante lo que está ocurriendo? Ofende a la inteligencia escuchar semejante afirmación y, lo que es peor, dice bien a las claras que la derecha no sólo pretende españolizar a los dudosos sino imponer una realidad paralela y virtual.
Los hechos son los hechos y las cifras cantan. En 2013 Andalucía recibirá 707 millones de euros menos que en 2011, cuando gobernaba el PSOE. Sólo en políticas sociales y de Igualdad, los andaluces tendremos 374 millones menos que en el último prepuesto. Así que, menos dinero para la investigación, la dependencia, la sanidad y la promoción social. Si el Gobierno de Rajoy cumpliera lo que establece la Disposición Adicional Tercera del Estatuto de Autonomía, referida a que la inversión del Estado ha de ser acorde a nuestra población, el ajuste del gasto hubiera sido mucho menor. Rajoy ha ignorado a los andaluces y a nuestro Estatuto.
Frente a todo lo dicho, el Gobierno andaluz toma medidas compensatorias que atenúen semejante sangría de recursos públicos. Si para el PP hay menos dinero para quienes menos recursos tienen, para el PSOE aquellos que más tienen deben contribuir fiscalmente de forma proporcionada a su riqueza. Es lo justo y lo exigible, especialmente en tiempos de necesidad como los actuales. En Andalucía no se van a privatizar servicios públicos como en otras comunidades, no se van a cerrar hospitales ni centros de salud y, además, se pondrá en marcha un plan de inserción social, dotado con 60 millones de euros, para desempleados sin recursos.
El Sur también existe y en él un gobierno solidario y centrado en mejorar la calidad de vida de su pueblo. Mientras, el PP se queda solo. Hace ya tiempo que ha perdido la credibilidad y la confianza de muchos de quienes de buena fe pensaron que era una buena opción electoral para salir de la crisis. La Historia nos ha enseñado que la derecha no tiene el interés general en el norte de su brújula. Es duro comprobarlo una y otra vez.
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