Javier Aureliano García
Vicepresidente de la Diputación y Secretario Provincial del PP
No hay peor consecuencia de una catástrofe que la soledad. Cuando una persona es herida o dañada por una circunstancia dramática, son demasiadas las preguntas que se agolpan y muy pocas las respuestas que se obtienen. En esa situación, lo que más daña, lo que más duele, es no tener al menos la compañía y la presencia de personas dispuestas a ayudar, a resolver problemas o, al menos, a escuchar. Por eso en el Partido Popular no dudamos ni un momento al conocer el desarrollo de las noticias que nos llegaban del Levante mientras ultimábamos los preparativos del XII Congreso Provincial. Ante ese escenario de pérdidas irreparables, graves daños infraestructurales e incalculables pérdidas económicas, no cabía más respuesta que dejar las cosas como estaban y correr a la zona afectada por las lluvias torrenciales. Ya habrá tiempo y mejor ocasión de celebrar el Congreso. Cuando hay tanto dolor y tanta desesperación en alguna zona de Almería, el sitio de las mujeres y hombres del PP es ése y no otro.
Inundaciones en Pulpí / Noticias de Almería |
Por eso, ya desde primera hora de conocerse el avance de las lluvias, equipos de Diputación se desplazaron a la zona afectada para colaborar con la búsqueda de posibles víctimas, señalización de desvíos o desalojo y atención de los vecinos afectados. Al día siguiente, y junto a la ministra de Fomento, Ana Pastor, cambiamos el atril del congreso por el barro de los caminos cortados, los campos anegados y la tristeza de los vecinos de Cuevas, Vera, Palomares, Pulpí, Huércal-Overa, Garrucha, Zurgena, Alboloduy y muchas otras pedanías y zonas afectadas directa o indirectamente por las precipitaciones. Era el momento de mostrar nuestra solidaridad y apoyo a los vecinos y conocer, de la mano de alcaldes, concejales y técnicos, el alcance real de los daños.
Quiero dejar constancia, una vez más, de mi reconocimiento por la labor del personal sanitario, de los bomberos, muchos de ellos desplazados de la propia capital, de los profesionales de Protección Civil, de los técnicos de todas las administraciones y de todos los almerienses que, de modo voluntario, colaboraron en la medida de sus posibilidades, ofreciendo palabras de cariño y consuelo para confortar a los que habían perdido a alguien o habían visto que el agua dañaba sus viviendas, sus vehículos o sus tierras. Creo que una vez más, los almerienses hemos dado una lección de entereza y solidaridad colectiva que, con la ayuda de las diferentes administraciones, sientan la base de una rápida y eficaz reparación de las pérdidas materiales.
Dicen los expertos con los que he podido hablar a lo largo de las últimas horas que, después de una catástrofe natural, son muchas las personas que se abren a un proceso de replanteamiento total de sus vidas. Yo quiero animar desde aquí a todos los afectados para que sepan ver en esta desgracia una oportunidad de crecimiento a través de la superación del trauma. Y aunque nunca olvidemos a los que faltan, o tengamos que asumir algunos cambios temporales o permanentes en nuestra vida cotidiana, quiero mostrar mi total convicción en la capacidad de los almerienses para sobreponerse a cualquier circunstancia, por trágica o desagradable que ésta sea. Una de las ideas que iba a trasladar a mis compañeros de partido en el congreso que no pudimos celebrar es que los almerienses somos fuertes y que, aunque encajemos golpes duros, nadie jamás nos ha tirado a la lona. Así ha sido siempre, y así va a seguir siendo. Y del mismo modo que con esfuerzo y tesón saldremos de la crisis económica, estoy convencido de que en breve los efectos de esta catástrofe no estarán más que en nuestra memoria. Podemos y sabemos hacerlo. Y en ese empeño siempre podrán contar con la ayuda, la colaboración y el estímulo de la Diputación Provincial de Almería, tal como su presidente, Gabriel Amat, ha señalado en las últimas horas a todos los afectados. Las heridas ya han comenzado a cicatrizar.
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