Emilio Ruiz
Un grupo de amigos nos hemos reunido para rendir homenaje a quien durante 36 años ha sido un ejemplar servidor público: Francisco Maresca García-Esteller. Paco Maresca entró en la Diputación en el año 1974, cuando la entidad estaba presidida por Juan de Oña. Durante estos años ha vivido el tránsito de la dictadura a la democracia, ha convivido con ocho presidentes y hasta ha tenido tiempo de asistir a un debate que para él no tiene sentido, cual es la utilidad o no de estas corporaciones. Si hay una palabra que defina la relación de Maresca con la institución a la que ha servido, esa palabra es, sin duda, lealtad. Hay otras más, como dedicación, honestidad, servicio, pero se hace necesario destacar, sobre todo, el sentido de la lealtad en quien siempre ha situado el interés de la institución por encima de intereses coyunturales derivados del cambio de color político de quienes la han gobernado. Por eso es tan apreciado por todos los alcaldes, de uno u otro signo.
Comida homenaje a Paco Maresca |
Durante varios lustros Maresca ha sido jefe del servicio de contratación. Experto en legislación local, su presencia ha sido continuamente demandada en medios profesionales de toda Andalucía. Las sucesivas modificaciones de la legislación de contratos del sector público, que conocía como nadie y de las que siempre ofrecía las interpretaciones más certeras, le han llevado a participar en innumerables foros. Asiduo consejero de secretarios de ayuntamientos, éstos encontraban en él, ante una duda, una respuesta inmediata y precisa. Maresca siempre ha creído en la utilidad de las diputaciones como instrumento de satisfacción a la demanda de los pueblos pequeños por mantener las mismas oportunidades de desarrollo y bienestar que los municipios grandes. Enhorabuena, amigo.
Un buen servidor público. Se merece disfrutar de su nuevo estado.
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