Los socialistas andaluces conceden una tregua a Rubalcaba

Isabel Morillo 
Jefa de Andalucía de El Correo de Andalucía 

La mayoría del PSOE andaluz está convencido de que la debacle electoral en el País Vasco y Galicia debe responderse con una catarsis interna y la renovación del liderazgo de Alfredo Pérez Rubalcaba. Basta leer los amargos comentarios de muchos socialistas andaluces en las redes sociales y oír algunas de las reflexiones que ayer se hicieron en la reunión de la ejecutiva regional andaluza. Sin embargo, en el PSOE-A, por orden de su secretario general, José Antonio Griñán, han moderado el tono y tienen la consigna de dar una tregua a Rubalcaba, al menos hasta que pasen las elecciones catalanas del 25 de noviembre. Según la versión de varios dirigentes del partido, se han impuesto "los trienios" y la "sensatez", lo que ellos llaman la "cultura de partido", y el mensaje ayer de Griñán fue "paciencia, reflexión y unidad crítica".

Consideran que tirar en este momento el edificio del partido sería un suicidio político y recuerdan que Cataluña es el segundo granero del PSOE, tras Andalucía. Dicho esto, ganas de moverle la silla a Rubalcaba no faltan entre destacados militantes andaluces. Que en Ferraz no piensen en nada más allá de una tregua.La apuesta por un debate "sereno, sosegado, profundo, tranquilo" primó en el tono que ayer utilizó Griñán públicamente y en el que empleó su vicesecretario general, Mario Jiménez. No tocaba mencionar a Rubalcaba. Y tanto. El número dos del PSOE-A no lo nombró ni una sola vez, a pesar de las preguntas reiteradas. El guión escrito desde San Vicente se movió en tres ideas.

"Afecto y solidaridad" a los compañeros del País Vasco y Galicia. Llamada a una "reflexión profunda" a la dirección federal. Y el aviso de que los comicios gallegos y vascos han constatado un lanzamiento del nacionalismo, que ha sumado 500.000 votos frente a la pérdida de 235.000 de PSOE y PP. Hablaron de "la explosión del nacionalismo radical".

Griñán ya ha dejado claro que quiere que Andalucía lidere el debate político nacional y no ha ocultado su preocupación por el avance de los nacionalismos independentistas que pueden terminar por arrinconar a Andalucía. Jiménez manifestó la preocupación por "un eje Madrid-Euskadi-Cataluña que margine al resto del Estado y especialmente a Andalucía".En el PSOE-A se han sucedido movimientos que han reclamado otra oposición nacional. Griñán no solo es el referente con más poder institucional ahora mismo en el partido sino que también es presidente federal. Sobre qué papel va a jugar en esa catarsis que reclaman para el PSOE, el mensaje de su equipo es que no va a aspirar a nada más allá de pilotar esa transición por más que sus críticos digan que aspira a jugar en la liga nacional. El malestar con Rubalcaba es antiguo. Hace una semana los socialistas andaluces se reunieron con los valencianos y reclamaron otro rumbo.

En el último congreso federal de febrero, el equipo de Griñán peleó duro por Carme Chacón y, desde entonces, la catalana es la mimada de Andalucía, por más que muchos aseguren que su futuro político está aniquilado. Hace pocos días cenó con los máximos dirigentes del PSOE-A en un encuentro, organizado por la presidenta Amparo Rubiales, que insisten fue privado. Tras las autonómicas de marzo, dirigentes del PSOE-A han lamentado que Ferraz no confiara en Griñán y les abandonaran en la campaña. Las relaciones no se han recompuesto, por más que Rubalcaba cerrara filas con el presidente frente a los críticas que lo cuestionaron en el congreso regional.

En la cúpula andaluza lamentan el ninguneo de Ferraz a Andalucía. ¿Cuántas veces ha venido Rubalcaba desde las autonómicas?, preguntan retóricamente desde San Vicente para añadir que "ninguna". Muchos admitían en privado malestar por el silencio de Rubalcaba y temor porque el líder federal no asuma que debe dimitir y está llevando al partido hacia la irrelevancia. El PSOE-A empujará, ya lo viene haciendo, por otro secretario general pero el aviso de Griñán fue claro: hasta después de las catalanas, en pleno pulso soberanista y con el debate de los Presupuestos del Estado, no toca. Lo que no se sabe es cuánto tiempo podrá mantener Griñán este elocuente silencio sobre el futuro de Rubalcaba.

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