Rafael Cervantes y Liberio López
Foro Ciudad
A propósito del tan discutido y prometedor Proyecto de reexplotación de las Minas de Alquife, diversos colectivos de ciudadanos hemos rescatado los trabajos y debates en el seno del Foro Ciudad sobre el soterramiento y su conexión al puerto. Hemos leído la opinión de los políticos que tienen la responsabilidad de decidir, pero todo son lagunas de dudas e incertidumbres. No obstante el alcalde ha dejado un camino de luz donde su postura conciliadora deja una vía de solución al problema: esperar al informe del Estudio de Impacto Medioambiental, y después ya veríamos, dejando que el tren en superficie nunca lo aceptaría.
El proyecto de Minas de Alquife merece un estudio |
Somos muchos los almerienses que hemos padecido los inconvenientes del transporte del mineral hasta el Cable Inglés y Francés a lo largo del mil novecientos cincuenta y más, pero los medios técnicos actuales nada tienen que ver con aquellos "viejos cacharros" de mediados del siglo pasado. El miedo o el temor a lo que sufrimos en el pasado es lógico que surja y nos hagan vibrar por los inconvenientes que padecimos, pero eso no tiene que suponer que volvamos a experimentar lo mismo décadas después. En los tiempos actuales, tecnológicamente se ha dado un avance impresionante y es en esto donde debemos basar nuestra postura actual.
El proyecto que hoy está encima de la mesa es algo más que una retahíla de vagones llenos de terrones de piedras rojas purulentas que puedan manchar nuestras fachadas, coches o vestimentas. Se trata de analizar la viabilidad de una gran inversión económica que requiere la llegada de los trenes con el mineral procedente de Alquife, en vagones cerrados herméticamente, en un trazado de vías subterráneo basado en un estudio detallado de los procesos de transporte y descarga que nada tiene que ver con los medios utilizados en décadas anteriores. Estamos hablando de una gestión moderna, con capacidad de negocio y de riqueza para nuestro entorno. ¿A quien puede perjudicar?
Hay voces que se pronuncian diciendo que Almería no necesita un puerto industrial, que lo industrial debe desviarse hacia Carboneras; que Almería capital es suficiente con el turismo y poco más. ¿Por qué conformarse? El Puerto de Almería ha sido, es y será el referente económico de nuestra ciudad y dispone de un proyecto de expansión hacia poniente muy importante que puede ayudar a nuestra ciudad y a sus ciudadanos a lograr un mayor desarrollo a través de la llegada de grandes contenedores, con grandes buques, tráfico de entrada y salidas de mercancías diversas y, por qué no, mineral de hierro, todo ello sin perjudicar a la ciudad y sin que afecte al transporte de viajeros.
La contaminación ambiente con polvo de mineral de hierro no se producirá, ya que todo el proceso de transporte y embarque sería bajo tierra y punto. ¿Dónde está el problema? Para ello, la empresa que desarrolle este proyecto se encargaría de sufragar los costos de las instalaciones de transporte, desde la entrada a la ciudad hasta el muelle de Pechina, lejos del núcleo urbano, o lo que es lo mismo tendría que construir un sistema de transporte subterráneo (soterrado) para llevar el mineral desde Huércal de Almería hasta el puerto y lugar de embarque. Desaprovechar esta oportunidad sería un error político de grandes dimensiones.
La alarma social que en un principio se produjo por las manifestaciones del concejal de Urbanismo, donde hacia alusión al paso del tren en superficie, son más que razonables ya que poco se sabia del proyecto y su obligación es defender los intereses de la ciudad, pero a la vista de como está la situación real es de suponer que su postura sea la de facilitar los medios para que Almería se haga con los servicios de este gran proyecto por los beneficios que nos aportará.
La otra opinión que se plantea a través de la Subdelegación del Gobierno, de hacer una línea de tren nueva a través del Parque Natural desde La Venta del Pobre a Carboneras, puede ser tremendamente costoso y longevo en su gestión ya que la inversión para realizar el estudio, proyecto, viabilidad y construcción de este trazado sería muchísimo más caro que la de llevar a efecto el tan ansiado soterramiento de las vías del tren.
El soterramiento debe ser una realidad y así conseguiríamos dejar la estación del tren donde está. Cualquier otro planteamiento es una historia para dejar a nuestra ciudad en un eterno olvido de realidades. Aprovechemos los estudios realizados por el Ministerio de Fomento y sumémosle las propuestas de la iniciativa privada (Alquife) que además complementa la apuesta de Europa por el Corredor Mediterráneo. ¡Es el momento de acometer este tema!
Por muy bueno que sea este proyecto u otros que pudieran proponerse, no los íbamos a aceptar sin antes conocer sus condicionantes. Este proyecto si se realiza será, en todo caso, cumpliendo las normativas medioambientales legales y con la convicción de que es propicio para los intereses de nuestra ciudad y sin perjuicio para la ciudadanía.
Seguir mareando la perdiz con ocurrencias y planteando alternativas "extrañas", terminaremos todos sin saber a donde ir y qué hacer. El soterramiento fue un pacto consensuado por todas las fuerzas políticas de la ciudad de Almería y ahora es una gran oportunidad de llevarlo a efecto pese a la crisis económica que atravesamos. Hagámoslo realidad.
El proyecto que hoy está encima de la mesa es algo más que una retahíla de vagones llenos de terrones de piedras rojas purulentas que puedan manchar nuestras fachadas, coches o vestimentas. Se trata de analizar la viabilidad de una gran inversión económica que requiere la llegada de los trenes con el mineral procedente de Alquife, en vagones cerrados herméticamente, en un trazado de vías subterráneo basado en un estudio detallado de los procesos de transporte y descarga que nada tiene que ver con los medios utilizados en décadas anteriores. Estamos hablando de una gestión moderna, con capacidad de negocio y de riqueza para nuestro entorno. ¿A quien puede perjudicar?
Hay voces que se pronuncian diciendo que Almería no necesita un puerto industrial, que lo industrial debe desviarse hacia Carboneras; que Almería capital es suficiente con el turismo y poco más. ¿Por qué conformarse? El Puerto de Almería ha sido, es y será el referente económico de nuestra ciudad y dispone de un proyecto de expansión hacia poniente muy importante que puede ayudar a nuestra ciudad y a sus ciudadanos a lograr un mayor desarrollo a través de la llegada de grandes contenedores, con grandes buques, tráfico de entrada y salidas de mercancías diversas y, por qué no, mineral de hierro, todo ello sin perjudicar a la ciudad y sin que afecte al transporte de viajeros.
La contaminación ambiente con polvo de mineral de hierro no se producirá, ya que todo el proceso de transporte y embarque sería bajo tierra y punto. ¿Dónde está el problema? Para ello, la empresa que desarrolle este proyecto se encargaría de sufragar los costos de las instalaciones de transporte, desde la entrada a la ciudad hasta el muelle de Pechina, lejos del núcleo urbano, o lo que es lo mismo tendría que construir un sistema de transporte subterráneo (soterrado) para llevar el mineral desde Huércal de Almería hasta el puerto y lugar de embarque. Desaprovechar esta oportunidad sería un error político de grandes dimensiones.
La alarma social que en un principio se produjo por las manifestaciones del concejal de Urbanismo, donde hacia alusión al paso del tren en superficie, son más que razonables ya que poco se sabia del proyecto y su obligación es defender los intereses de la ciudad, pero a la vista de como está la situación real es de suponer que su postura sea la de facilitar los medios para que Almería se haga con los servicios de este gran proyecto por los beneficios que nos aportará.
La otra opinión que se plantea a través de la Subdelegación del Gobierno, de hacer una línea de tren nueva a través del Parque Natural desde La Venta del Pobre a Carboneras, puede ser tremendamente costoso y longevo en su gestión ya que la inversión para realizar el estudio, proyecto, viabilidad y construcción de este trazado sería muchísimo más caro que la de llevar a efecto el tan ansiado soterramiento de las vías del tren.
El soterramiento debe ser una realidad y así conseguiríamos dejar la estación del tren donde está. Cualquier otro planteamiento es una historia para dejar a nuestra ciudad en un eterno olvido de realidades. Aprovechemos los estudios realizados por el Ministerio de Fomento y sumémosle las propuestas de la iniciativa privada (Alquife) que además complementa la apuesta de Europa por el Corredor Mediterráneo. ¡Es el momento de acometer este tema!
Por muy bueno que sea este proyecto u otros que pudieran proponerse, no los íbamos a aceptar sin antes conocer sus condicionantes. Este proyecto si se realiza será, en todo caso, cumpliendo las normativas medioambientales legales y con la convicción de que es propicio para los intereses de nuestra ciudad y sin perjuicio para la ciudadanía.
Seguir mareando la perdiz con ocurrencias y planteando alternativas "extrañas", terminaremos todos sin saber a donde ir y qué hacer. El soterramiento fue un pacto consensuado por todas las fuerzas políticas de la ciudad de Almería y ahora es una gran oportunidad de llevarlo a efecto pese a la crisis económica que atravesamos. Hagámoslo realidad.
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