Hablemos de Tino Stone

Javier Salvador 
Periodista / Teleprensa

Unos 120 trabajadores del grupo de empresas Tino irán a la huelga de manera indefinida a partir del próximo miércoles. Llevan tres meses sin cobrar y, lógicamente, es muy difícil aguantar en esa situación. Les confieso que yo no tengo claro si podría estar sin ingresos ese tiempo. La empresa está en pleno proceso concursal, es decir, que no tiene dinero para pagar. El motivo fundamental es que no se vende nada, no entran pedidos y sí, puede que también exista buena parte de mala planificación, pero nadie sabía lo que se nos venía encima y, mucho menos, que iba a golpear con la fuerza que lo está haciendo.

Antonio Valdés, "Tino"
Ahora bien, uno de los peores efectos que está teniendo esta crisis es que empresarios de garra, gente solvente, se quede por el camino, y en el caso de Tino Stone puede tener ese efecto. Durante muchos años he sido amigo, buen amigo, del fundador de Tino Stone y no me cuesta reconocer que muchos de los aciertos que he tenido a lo largo de mi vida profesional se deben a ideas, conceptos y valores que bien me inculcó o directamente copié de él. Para cometer errores y meter la pata siempre me he bastado yo solito.

Verán. Tino, a quien posiblemente no le haga mucha gracia que escriba estas líneas porque hace mucho tiempo que perdimos el contacto y en gran medida debido a mi forma de escribir o de pensar, lo que provoca que el que suscribe no sea una amistad recomendable según determinados perroflautas de la política local almeriense, merece al menos que alguien recuerde que, pese a la situación actual, no hace mucho tiempo que estar a su sombra era sinónimo de ganar dinero. Algunos trabajando para él y otros comiendo de los contratos que él generaba. Si el sector del mármol tuviese que hacer números de quiénes tiraron del carro para que la comarca sea lo que hoy es, para que la marca Macael sea algo en el mercado internacional, el nombre de Tino estaría siempre entre los tres primeros que te vendrían a la cabeza y lo otros dos podría escribirlos a continuación, pero hoy hablamos de Tino.

Con sus errores y aciertos, Tino ha sido un empresario que se ha comido el mercado a bocados. Ha recorrido el mundo sin tener idea alguna de idiomas, pero los aprendió conforme recibía palos y cosechaba éxitos. Idiomas, al final, habla cinco por lo menos, porque nunca le he visto frente a un empresario de un país distinto con el que no fuese capaz de hacerse entender y llegar a un acuerdo.

Una tienda de Tino
Dicen que a Tino se lo ha comido China, pero les voy a contar un secreto. Cuando este tipo hizo sus primeros viajes, se iba de ciudad en ciudad en furgoneta cutre negociada en una parada de taxis a pie de carretera. Nada de viajes organizados con lujos a lo fantasma, y claro, fiel a su estilo, de traductor pilló al camarero de un restaurante chino de Salamanca al que convenció para ser su agente allí, en China. El mismo tipo que a los pocos años viajaba en coches de lujo por su ciudad natal. Y no me refiero a Tino, sino al chino ¿Y por qué lo sé? Muy sencillo. Yo iba con él en uno de esos primeros viajes, con Tino. Y sí, he viajado con él a muchos mas lugares, y he abierto con él algunas de sus tiendas, y las palizas a currar han sido siempre descomunales. Y claro, había días que hasta nos íbamos de copas después de sudar la gota gorda, pero a las seis de la mañana se cogía el avión, sí o sí, porque estar más tiempo del necesario en el mismo lugar era perder las oportunidades que se estaban dando en cualquier otro sitio y en ese mismo momento.

Hoy podemos demonizar la figura de Tino porque no paga los sueldos de sus trabajadores desde hace tres meses, pero ojo, hablamos de uno de esos tipos que de pequeño debió recibir un golpe en la cabeza que le hizo desarrollar un sexto sentido, un olfato especial para los modelos de negocio que hacen crecer comarcas enteras. Y perder gente así no le interesa ni al sector empresarial ni a los mismos trabajadores.

Supongo que finalmente ni le han acompañado los bancos que le animaban a abrir en China o cualquier parte del mundo que quisiese, porque era el tipo de las ideas de oro, y también imagino que ni esos amigos que iban a ser ministros han tenido tiempo para dar la cara por uno de los pocos que vale la pena.

Hace años, literalmente años, que perdí el contacto con ese empresario ejemplar con quien he trabajado tanto como reído, y si tuviese que apostar por alguien no lo dudo, que aún después de muchos más años sin contacto lo seguiría haciendo por él. Esos 120 trabajadores que el miércoles empiezan una huelga indefinida en lo poco que queda de su fábrica no tienen que plantearse si es justa o no su protesta, que lo es sin duda alguna, lo que tienen que plantarse es sencillamente si ese tipo al que hoy demonizan se merece otra oportunidad, si ellos se la darían o mejor dicho, entre el paro y el futuro más negro que puedan imaginar y un último suspiro de Tino ¿qué elegirían?

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