Juan Carlos Blanco
Director de El Correo de Andalucía
De la presentación del proyecto de presupuestos para 2013 de la Junta de Andalucía me quedo con una idea fuerza: hubieran sido mucho más creíbles si el Gobierno andaluz se hubiera ahorrado esta literatura grandilocuente con la que han defendido su elaboración y hubiera puesto todo el énfasis en reconocer que el esfuerzo no se ha centrado en crear empleo sino en defender un modelo de protección social que ha mejorado la calidad de vida de los andaluces en las tres últimas décadas. Esas alusiones a que se ha hecho un presupuesto para las personas y que se centra en la creación de puestos de trabajo no se sostiene. Lo primero porque evidentemente no se trata de un presupuesto diseñado para la felicidad de las máquinas excavadoras y lo segundo porque no hay quien asuma que crearán empleo unos presupuestos que presentan tajos tan descomunales.
La Consejera presenta los presupuestos |
Sinceramente, no sé a qué viene emplearse en estos razonamientos cuando sí que hay razones de peso para defender estos presupuestos. Sería mejor reconocer que no van a ayudar en absoluto a crear empleo en una comunidad con el paro desbocado y centrarse en la defensa de una red social que aminora los efectos de la tragedia económica que estamos viviendo.
Somos ciudadanos maduros y con capacidad de discernimiento y desde esa capacidad entendemos que se trata de unos presupuestos elaborados en estado de shock y que son el resultado de una triple circunstancia: 1. La caída brutal de los ingresos; 2. El recorte igual de drástico en los fondos que manda a Andalucía el Gobierno de Rajoy y 3. La imposibilidad manifiesta de financiarse en los mercados. Bueno, y de una cuarta: porque lo exige Europa.
Andalucía está siendo estrangulada y la están abocando al rescate. ¿Estamos en esta situación estamos como para hacer unos presupuestos que vayan más allá de intentar salvar los elementos centrales de ese Estado del Bienestar que tanto decimos defender? Lo explicaba de una manera que me parece tan correcta como gráfica la consejera de Economía y Hacienda cuando le tocó defender estos presupuestos para la provincia de Sevilla y señaló que para el Gobierno andaluz la prioridad es atender los hospitales y no, por ejemplo, que el Aljarafe tenga tranvía.
En esto me imagino que salvo algunos obnubilados el resto estamos todos de acuerdo. Puestos a elegir, y hay que elegir, yo prefiero que se mantenga la dotación para los hospitales, para los colegios o para la dependencia a que se haga otro tramo de la SE-40 o a que aceleremos la construcción de otra línea más del Metro. Pero tengo un par de objeciones: la primera es que sigo sin entender que no se quiera aceptar públicamente que también hay recortes en materias esenciales como la educación y la sanidad cuando en estas materias los ajustes son también muy contundentes. Y la segunda es que no puedo dejar de olvidar que cuando se dejan de hacer obras, el empleo sigue cayendo de forma drástica y con él también los ingresos con los que se financia precisamente este Estado del Bienestar del que tanto nos sentimos orgullosos.
Hay demasiadas contradicciones en el discurso, algo en lo que por cierto también participa sin desmayo el PP andaluz. ¿O no les parece de un surrealista extremo que el partido que defiende los recortes brutales de los presupuestos de Rajoy calificándolos de ¡muy sociales! sea el mismo que ataca al de la Junta aun sabiendo que son tan parcos entre otras cosas porque el Gobierno de Madrid lo tiene literalmente ahogado? ¿En qué quedamos? ¿Son buenos los ajustes cuando los hace uno y malos malísimos cuando los hace el contrario?
En todo este debate público sobre los presupuestos sobra literatura, falta coherencia y sobre todo falta dinero, muchísimo dinero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario