Iván Gómez
Periodista
El guión ya estaba escrito semanas antes, incluso meses, del 12º Congreso Provincial del PP de Almería. Aunque su presidente provincial y alcalde roquetero, Gabriel Amat, me reconociera en una reciente entrevista que, después de ocho años al frente del partido, pensó en buscar a otra persona, estaba claro que no lo iban a dejar marchar, por lo menos en un tiempo. Tampoco él lo ha querido. Se siente en deuda con una provincia que atraviesa uno de sus peores momentos porque le ha dado todo, lo que jamás habría imaginado -confiesa- en política. Y no abandonará el barco ahora que no es una tierra emprendedora, más bien una fábrica de parados.
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Gabriel, proclamado P |
En esta estapa liderando a la familia popular almeriense, Amat ha garantizado la estabilidad de una formación condenada a una larga travesía por el desierto tras sufrir dos duras escisiones (PAL y GIAL) y ha sido uno de los principales artífices de una vertiginosa evolución desde las salvación del partido hacia la victoria. El PP de Almería ha conseguido los mejores resultados de su historia en las últimas citas con las urnas, la mayor diferencia en unas elecciones en nuestra provincia en las generales de noviembre con Mariano Rajoy (el record lo tenía el PSOE en 1982 con Felipe González) y ha sido también una pieza clave en el amargo triunfo, porque se vuelve a quedar fuera del gobierno, de Javier Arenas en la Junta de Andalucía. Es un referente para el partido dentro y fuera de la provincia y, a pesar de su limitada retórica y dicción, se ha convertido en un líder indiscutible, un ejemplo para muchos de sus cargos y militantes. El domingo recibió el 97,8% de los votos de los delegados del PP y nadie se ha atrevido a cuestionar, al menos públicamente, ni uno solo de los movimientos que ha aplicado a una ejecutiva que ha forjado a su medida. Siempre rodeado de jóvenes, sobradamente preparados, vuelve a apoyarse en Javier Aureliano García y Eloísa Cabrera -la futura alcaldesa de Roquetas- y cambia una de sus fichas, la del parlamentario y diputado Miguel Ángel Castellón, por el concejal Ramón Fernández Pacheco. Otro edil batallador de la capital, Manuel Guzmán, también gana peso en la nueva dirección del partido, al igual que el ejidense Ángel Escobar. El estratega Paco Amizián, quien renunció a su puesto en el Ayuntamiento de Almería para pasar a un discreto segundo plano, seguirá trabajando en la sombra y se ocupará, como viene haciendo desde hace años, de la acción electoral.
El objetivo de Amat, con su ha sido reforzar un equipo con personas que tengan la ilusión intacta, dispuestos a renunciar incluso a sus horas de sueño. La situación económica de la provincia y el retroceso en respaldo ciudadano que sufrirá el Partido Popular ahora que se multiplican las protestas y manifestaciones contra los recortes del Gobierno de Rajoy le han obligado a crear un núcleo duro consciente de que podría enfrentarse en los próximos años a una nueva travesía por el desierto. El mensaje en el 11 Congreso Provincial de 2008 era que no sobraba nadie. Las escisiones requerían integración y unión de voluntades. El recado del cónclave celebrado en El Ejido ha sido sencillo y directo: hay que arrimar el hombro. Natural de Albuñol, casado y con dos hijas, el alcalde de Roquetas desde 1999 seguirá al frente del Partido Popular de Almería cuatro años más porque así lo han querido los 1.185 compromisarios. Ni su edad, se acerca a los 70 años, ni su grandes responsabilidades alfrente de uno de los ayuntamientos más pujantes de la provincia y de la Diputación le han impedido convertirse en todo un baluarte para elque fuera líder del PP andaluz, el ex ministro Javier Arenas, y también lo será con el nuevo presidente Juan Ignacio Zoido.
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