El Ayuntamiento de Almería no paga tan bien como dice la concejala de Hacienda

Laura Rodríguez-Carretero 

Portavoz de UPyD en Almería 

No dejan de ser sorprendentes las afirmaciones contrapuestas sobre el pago a proveedores por parte del Ayuntamiento de Almería. Si el alcalde informó en el Pleno del pasado día 17 que el periodo medio de pago de una factura es de 121,32 días, sólo tres días después la concejala de Hacienda ha afirmado que los pagos se realizan a 60 días. No es de recibo que en un asunto que está asfixiando a multitud de pequeños empresarios y autónomos los responsables muestren esta falta de seriedad. Esta descoordinación entre los miembros del equipo de Gobierno ha venido a producirse en la misma semana en la que el ministro Montoro ha declarado su intención de que las Administraciones Públicas paguen a los proveedores en 30 días.

No es lo mismo 60 que 121

Es intolerable que el Ayuntamiento vaya presumiendo de tener una economía saneada y al mismo tiempo reconocer que las deudas de hace años no sólo se mantienen sino que continúan creciendo. Según datos dados a conocer en los plenos, a finales de 2011 la deuda acumulada por el Ayuntamiento ascendía a 40 millones de euros, habiéndose solicitado préstamos para saldarlas (14 millones de euros del plan de pago a proveedores) y aún así se continúan acumulando deudas. Según los últimos datos, 38 millones de euros en los 10 primeros meses de 2012. Es una aberración y una tomadura de pelo para los empresarios y autónomos que sufren los retrasos en los pagos y que a su vez tienen que pagar religiosamente tasas e impuestos a riesgo de ser sancionados. Por una situación de indefensión están pasando pequeñas y medianas empresas con los pagos del Ayuntamiento.

Es preciso que la corporación municipal deje de lanzar insidias con las que pasar el tiempo y hacer caja especulando con los retrasos de los pagos y que comience a tratar con respeto a los ciudadanos de Almería. Es hora de que el Ayuntamiento escuche a los agentes económicos de Almería, conozca la realidad social y ponga las bases para la reactivación de la economía local. Para ello debe definir un ‘proyecto de ciudad’ en vez de ir proponiendo proyectos fallidos o turbios como el del ‘Toblerone’ o la ‘Bola Azul’ mientras mantienen su incomprensible negativa a la llegada del ferrocarril al Puerto.