Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería
Tumbado en el sillón del dentista. Con la boca abierta, y colgando de ella un tubito por el que no deja de manar agua hasta el extremo de pensar que puedes acabar ahogándote gota a gota. Una luz blanca e intensa sobre los ojos, y de repente arranca el sonido de algo que podría ser un taladro. En ese momento aparece junto a la luz un rostro del que sólo pueden verse los ojos, con la boca y el cabello higiénicamente tapados, con las manos enfundadas en guantes de latex, y en una de ellas... el ruidoso aparato que debía haberse quedado en la serrería cortando troncos en vez avanzar de modo lento pero inexorable hacia tu indefensa boca. La mano instintivamente sale por debajo del babero, se dirige a la entrepierna del odontólogo, palpa su bolsa escrotal, la coge con fuerza pero sin apretar, y salpicando saliva y agua y en un ininteligible chapurreo que el profesional entiende por no ser la primera vez que se encuentra en esa situación, el paciente acierta a decir: "¿A que no nos vamos a hacer daño, doctor?"
Pues algo parecido a eso es lo que da toda la impresión de haber ocurrido en la negociación mantenida entre los empleados públicos del Ayuntamiento de Almería y el equipo de Gobierno. Ha sido amenazar los sindicalistas con "desvelar los privilegios" de los concejales, y automáticamente se ha retomado la negociación.
Los empleados públicos han ido acumulando privilegios Corporación tras Corporación, con el PSOE y con el PP, hasta llegar a una situación en la que descubrimos que tienen 16 pagas al año, que tienen odontólogo para toda la familia gratis, que también tienen gafas y lentillas por la cara para ellos y toda su familia e incluso para cuando se jubilen, que tienen suculentos "premios" por jubilación anticipada, dinero para ir al gimnasio, dinero para los libros de los niños (por cierto, eso no impide que luego se beneficien también del cheque-libro)... y un buen número de cosas más. Son tantas cosas que el equipo de Gobierno quiso ahorrar más de cuatro millones de euros de lo que en gran medida saldría de reducir algunas de estas cuestiones que no satisfacen a estos empleados, pues no olvidemos que incluso tienen la pretensión de que el dinero de nuestros impuestos se dedique también a facilitarles gratuitamente la reproducción asistida.
Al final, el equipo de Gobierno tragó y redujo su objetivo a la mitad, a un ahorro de dos millones de euros en este apartado pomposamente denominado Acción Social, y que por el volumen del ahorro nos podemos hacer una idea de lo que nos cuesta. La respuesta fueron pitadas en lugares públicos, y eso siguió ablandando el corazoncito del equipo de Gobierno.
Pero ha sido cuando los sindicalistas han dicho que iban a contar los "privilegios" de los concejales cuando los nervios se han puesto a flor de piel. El primero en caer fue el primer teniente de Alcalde, Pablo Venzal, de quien decían que tenía coche oficial, chófer y escolta, y que hacía en ese automóvil 200 kilómetros diarios ya que le traía y llevaba a su casa. Es curioso que el equipo de Gobierno no haya desmentido algunos detalles claramente falsos, como por ejemplo que sólo el alcalde tiene coche oficial, y que los demás son de "incidencias" y que los usa cualquier edil, y que el conductor está vinculado al coche, no al concejal, por lo que no es el de Venzal, sino el de cualquiera que use el vehículo. Y bueno, tampoco sé el motivo por el que cuando algunos hemos preguntado sobre esto la respuesta ha sido que el concejal va y viene en su coche, pero eso mismo no se ha dicho públicamente. La siguiente, según la amenaza sindicalista, era "María". Y nos hemos quedado de momento con las ganas.
El problema es que los políticos temen los perjuicios que los sindicalistas hagan sobre su imagen, conscientes de que cada cuatro años se presentan ante el electorado para que les renovemos o no el contrato; por el otro lado, los empleados y sus representantes saben que ellos siempre estarán allí... y como la clave es el dinero, y resulta que el dinero público ¡no es de nadie...!
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