Javier Menezo
Letrado del INEM
En España, hablando de empleo, esta crisis tiene importantes diferencias con las anteriores, aunque una gran similitud: entre nosotros cualquier brisa económica provoca un huracán de parados. Lo que la hace diferente es la duración y la composición del paro. Lo de la duración no se le escapa a nadie, ya que se está haciendo interminable y con ello elevando las cifras de paro de larga duración y pobreza a niveles desconocidos.
Oficina del SAE en Almería |
En la de 1992, Almería tardó trece meses, de octubre de 1992 a noviembre de 1993 en recuperar el número de afiliados a la Seguridad Social, es decir de empleos, existente antes de la crisis, para a partir de ahí comenzar a crecer y no detenerse hasta noviembre de 2007, cuyos niveles de afiliación, 279.259 personas, parecen un sueño 5 años después, cuando contamos con 243.929.
Otra importante diferencia ha sido el papel de la mujer. Ya hemos dicho mucho que la crisis de la construcción y su secuela de paro masculino ha obligado a muchas mujeres a salir a buscar empleo y paliar en algo la perdida del sueldo principal del hogar. En agosto de 2008, por primera vez en nuestra provincia, el número de hombres desempleados superó al de mujeres, y desde entonces la población activa femenina, las mujeres con empleo o que lo buscan, ha crecido en 13.000, mientras que ahora hay 1.000 hombres menos en el mercado laboral, probablemente por la emigración y retorno a sus países. ¿Significa esto que debemos dar gracias a la crisis por su contribución a la igualdad laboral? Pues no, lo que ha extendido es la precariedad y acentuado la diferencia de condiciones laborales y salariales de hombres y mujeres.
Otra importante diferencia ha sido el papel de la mujer. Ya hemos dicho mucho que la crisis de la construcción y su secuela de paro masculino ha obligado a muchas mujeres a salir a buscar empleo y paliar en algo la perdida del sueldo principal del hogar. En agosto de 2008, por primera vez en nuestra provincia, el número de hombres desempleados superó al de mujeres, y desde entonces la población activa femenina, las mujeres con empleo o que lo buscan, ha crecido en 13.000, mientras que ahora hay 1.000 hombres menos en el mercado laboral, probablemente por la emigración y retorno a sus países. ¿Significa esto que debemos dar gracias a la crisis por su contribución a la igualdad laboral? Pues no, lo que ha extendido es la precariedad y acentuado la diferencia de condiciones laborales y salariales de hombres y mujeres.
El subempleo, también llamado contrato a tiempo parcial, ha crecido en ambos sexos, pero es mayoritariamente femenino. Y digo subempleo porque más de la mitad de los que trabajan a tiempo parcial declaran hacerlo por no encontrar un trabajo a tiempo completo. El 23% de las mujeres trabajadoras lo son a tiempo parcial, mientras que entre los hombres este porcentaje es del 7%. Cuando se analiza los motivos por las que se aceptan contratos a tiempo parcial, una de cada cuatro mujeres lo hace para poder atender a personas dependientes y obligaciones familiares, mientras que sólo el 3% de los hombres da este motivo.
Por eso, evitar recortes a tontas y a locas en las ayudas a la dependencia sería tan importante, cuya primera consecuencia sería que unas mujeres se vean abocadas a abandonar el mercado laboral y otras pasar al subempleo. Da la impresión de que con la excusa de la crisis se intenta recrear la España de la mantilla.
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