Comentarista político
Las sociedades civilizadas tienen una máxima en el respeto como base de la convivencia pacífica. Éste es el más elemental principio que parece mentira que haya que enunciarlo a los treinta y cuatro años de aprobarse la Constitución Española, cuya efemérides viene a celebrarse hoy y es una pena que todavía haya personajes políticos que se pregunten para lo que sirve. A buen seguro que la ínclita Alcaldesa de Mojácar, por ahora todavía del PP, dirá que para qué puñetas sirve eso sino para enredar las cosas más, con lo fácil y dinámico que es el ordeno y mando. Pero no solo la regulación de los principios constitucionales debería de inspirar la acción política de todo gobernante, sino que, por encima de la legalidad, se encuentran valores como la educación, la honradez, la honestidad... y todos ellos impregnados por el del respeto como valor supremo que vela por la vida.
Rosa María Cano, alcaldesa de Mojácar |
El amable lector que distrae su tiempo en este espacio periodístico habrá observado las persistentes reseñas que hago en cuantas ocasiones se me brindan para denunciar que me considero objetivo político por el único y exclusivo motivo de ejercitar mis derechos ciudadanos constitucionales en mi doble condición de gobernado y profesional de la información, que hasta hace escaso tiempo ejercía en rotativos clásicos de papel y ahora en mi columna de opinión en Internet, denominada siempre El Mirador en referencia al mirador de la Plaza Nueva de Mojácar, desde donde vengo divisando en sentido figurativo como real un panorama tan deleitante como libre, por muy caro que esté pagando el ejercicio de la libertad, y que espero poder relatar con absoluta sinceridad.
Pues bien, hago este inciso personal como una expresión solidaria con la concejal Jessica Simpson, que en el ejercicio de sus funciones como mandataria de un amplio sector de mojaqueros fue respondida con el recurso de la intromisión intolerable en su vida personal, justamente porque su vida personal es todo un ejemplo a seguir, y por ello a lo primero a lo que recurren estos políticos es arremeter contra el flanco fuerte del adversario, sin reparar en que muchos de ellos viven las veinticuatro horas en pecado mortal y sin poderles ser perdonados por mucha constricción de conciencia que hagan, como se puede desprender de su alianza con Murphy.
Pero no solo es repugnante la intromisión intolerable de la alcaldesa de Mojácar en la vida personal de la joven concejala Jessica, sino que resulta grotesco que una regidora impida la grabación de una sesión plenaria de la corporación municipal por el simple hecho de que le traicionan los nervios ante una cámara de vídeo en una época en que priman las últimas tecnologías. Que un personaje político se mueva en las alcantarillas no es óbice para impedir hacer llegar el mensaje político a todo el mundo a través de una página en Internet. La situación está llegando a tan elevado grado de deterioro que esto parece no tener solución, y lo peor de todo es que nuestros gobernantes no reaccionan. Sólo lo harán cuando El Iluminado haga su aparición o se produzca un estallido social, para lo que los propios gobernantes están sentando las bases.
(Resumen del artículo publicado en La Gaceta de Almería)
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