Rafael M. Martos
Director de Noticias de Almería
A sus 16 meses ya le ha dicho adiós a la vida, y deja su tragedia marcado el final de este 2012 en la provincia de Almería, en la de Huelva y en toda Andalucía. El presunto autor del secuestro y muerte de Miriam, Jonathan Moya, no pagará su crimen por muy dura y severa que sea o fuese la ley. Lo suyo no tiene perdón, al menos humano.
Miriam, en brazos de su madre |
Pero una vez más ha quedado demostrado lo mal, lo fatal, que funcionan las cosas, y que alguien debería responder de todo lo que ha estado y está pasando alrededor de este caso triste y doloroso. Es cierto que ni el FBI ni la CIA, ni sus amigos del Mossad, fueron capaces de evitar el 11-S, y que a estas alturas aún siguen presos y sin cargos algunas personas de las que fueron detenidas con motivo de aquel ataque terrorista si que las autoridades aclaren si estaban o no implicados, en qué grado y de qué manera. Y tampoco el MI-5 británico se percató del atentado de Londres, ni el CNI del que hubo en Casablanca contra intereses españoles, y tampoco impidieron el 11-M; aun así admitamos los innegables éxitos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado español en muchos e importantes casos que van desde el terrorismo al tráfico de drogas o de seres humanos.
Dicho eso, hay que reseñar de modo nítido que lo ocurrido en este caso es de juzgado de guardia, es decir, que algún juzgado de guardia debería tomar nota y pedir responsabilidades. No puede ser que una madre denuncie el secuestro de su hija el día 20 de diciembre, ofreciendo todo tipo de detalles del hombre que se la ha llevado, nombre, foto, dirección, número de teléfono (¿de verdad que un chulo como este no tenía 3G en el móvil con servicio de localización? ¿nos podremos creer que es que lo tenía pero fue tan listo como para quitarle la batería y evitar ser controlado?), vehículo, vestimenta... que además indique el lugar exacto donde se produjo el hecho y la dirección que tomó al huir... que eso ocurra en una comarca como la de Nacimiento, de 81 kilómetros cuadrados, que la componen siete pequeños pueblos en los que todo el mundo se conoce, de la que es originario el presunto secuestrador, donde está su familia, sus amigos... resulta que se sabe cuales son las propiedades de su familia, los lugares que frecuenta... se tienen hasta sus huellas registradas... resulta que se pone en marcha un dispositivo de más de un centenar de agentes, que se usan helicópteros, especialistas de alta montaña y de actividades subacuáticas, y los infalibles perros capaces de detectar con su olfato hasta billetes falsos...
Bueno, pues han necesitado siete días, siete largos días, para encontrar al criminal que nunca salió de esa comarca. Eso quiere decir que esas seis noches las ha debido pasar en algún sitio de la zona, y con todo ese ingente despliegue policial en una zona en la que -insisto- era de sobra conocido, y cuando los investigadores tenían todos ¡todos! los datos sobre él desde el minuto cero del secuestro.
Habrá que estar atentos al resultado definitivo de la autopsia con la información aportada por el Instituto de Toxicología de Andalucía que hay en Sevilla y que ajustará algo los datos inconcretos del Instituto de Medicina Legal de Almería. Sorprende que en Almería sean incapaces de dar más precisión: murió hace de dos a cinco días... ahí es nada...
En cualquier caso, si Miriam murió cinco días antes de ser encontrado su cuerpecito, envuelto en una bolsa de basura llena de piedras para evitar que flotara en la balsa de riego en la que fue arrojada, o si lo hizo dos días antes, lo que sí está claro es que Jonathan la aguantó viva entre dos o cuatro días. Es decir, si "alguien" hubiera hecho bien su trabajo, Miriam podría haber sido encontrada con vida. Y es que este dato significa también que se movió varios días con una niña, que tuvo tiempo de salir de su escondite para ir a tirarla a la balsa, que luego se marchó de allí, que volvió al cortijo de su padre cuando ya sabía que los agentes lo habían registrado con anterioridad... vamos, que estuvo paseándose por la comarca impunemente.
"Alguien" debería dar explicaciones, y no me refiero ni a las autoridades políticas -porque no son ellos quienes dan las ordenes de qué hay que hacer ni cómo, y hay que reconocerles que han puesto todos los medios disponibles para resolver el caso- ni a los agentes que se han pateado la zona -van donde les dicen, y buscan lo que les mandan... dicen que la disciplina es eso- y sí a los mandos de la Guardia Civil que han dirigido esta desastrosa investigación. Una desastrosa investigación en la que el colmo es que ni con el secuestrador encerrado en la Comandancia, y tras confesar que se le murió (¿ya está?) y la tiró a una balsa, los agentes peregrinen de una a otra por toda la comarca a ver cual era y den con ella casi por casualidad.
Miriam podría estar con vida, como también los vecinos del Levante que murieron por las riadas del 28 de septiembre, en ese caso si "alguien" (los políticos) no hubiera construido en zonas declaradas oficialmente inundables, si hubieran limpiado los cauces de las ramblas y ríos... es seguro que los daños humanos y materiales hubieran sido infinitamente menores. Seguiremos atentos, a ver si "alguien" se explica.
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