Juan Pardo
Funcionario de Administración Local
La
corrupción en España está resurgiendo con tanta virulencia estos últimos días
que tengo la sensación de "Tocata y fuga, pero no en Re Menor". Ya se
sobrepasan los 300 políticos que
están procesados por asuntos relacionados con la corrupción: prevaricación,
cohecho o abuso de poder dominante, tráfico de influencias, apropiación
indebida de caudales públicos... Los hay de todos los colores políticos. El
último de la lista, que cuando termine de escribir este artículo ya no lo será, y a quien aún mantienen en el cargo, es el alcalde de Santiago de Compostela, Ángel
Currás (PP) por un presunto delito de
tráfico de influencias. El penúltimo es José Luis Baltar, antiguo presidente de
la Diputación
de Orense, compañero de saqueo político del anterior y veterano en el ranking
de la mafia gallega. Está acusado de haber contratado irregularmente a más de
un centenar de amigos y correligionarios asentando nómina para todos ellos en la
corporación que gobernó durante más de 20 años y que ahora preside uno de sus
hijos. Ambos son de plena confianza de Rajoy.
In crescendo |
De la
famosa Ley de la
Transparencia que prometió Mariano Rajoy Brey nada se sabe. Al exministro José
Blanco (PSOE) lo investiga la
Fiscalía en relación con el caso "Campeón" por un
presunto tráfico de influencias a beneficio de un supuesto amigo que a su vez
es "miembro" del PP. Las amistades peligrosas llevaron al exministro
Jaume Matas (PP) a conceder favores millonarios fuera de concurso a Iñaki
Urdangarín, el ciudadano que más ha hecho en los últimos años por defenestrar la Monarquía en España.
No hay más que ver las encuestas y saber interpretarlas. En Cataluña está al
caer el juicio a la trama del caso "Palau", que implica a dirigentes
del CiU; en Madrid también está lista la vista del caso "Gürtel", con
un exconsejero (PP) de la comunidad en el banquillo. En Andalucía, por el
asunto de los ERE falsos, será otro exconsejero (PSOE) de la Junta el que pase por el
mismo trance. En Almería, la Operación Poniente y la Operación Costurero y una red incontable de corruptos nos representaron
o nos representan. Lo
de Murcia es demasiado. Lo
de la Comunidad
Valencia , ya ni se resiste.
Por
otro lado, y para mi un hecho delictivo aunque lo permita el reglamento del
Congreso, tenemos el caso de los 65 diputados
que, pese a tener vivienda en Madrid, cobran un complemento de 1.823 euros sin
razón justificada. Esto si que tiene nombre y apellidos, por mucho que ZP intentó "taparlos" y Rajoy los encubre con dinero de las preferentes. La
perversión y la corrupción se disfrazan casi siempre de ambigüedad; por eso la
ambigüedad no me gusta, ni confío en ella.
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