Isabel Morillo
Jefa de Andalucía de El Correo de Andalucía
Es difícil imaginar cómo se llega a esta putrefacción de la política. Se
enfadan por las generalizaciones. ¿Indignación?, pisen la calle. Imaginen: Hace
años el extesorero del PP, Luis Bárcenas, comete una irregularidad. Y otra más
grave. Y otra, con el beneplácito de sus jefes. (Estuvo 20 años administrando
las cuentas). La impunidad le anima. Muchas, tantas que llegan a estar
normalizadas en la vida interna de Génova. Hasta que un viernes cualquiera, El
Mundo lanza una información que va a cambiar el futuro del partido del Gobierno
en España: “Bárcenas pagó sobresueldos en negro durante años a parte de la
cúpula del PP”. Sobrecitos de 5.000 a 15.000 euros, de comisiones y donaciones.
En negro, de origen supuestamente ilícito.
El día antes de que el PP estallara por los aires se
supo que la Audiencia Nacional investigaba las cuentas bancarias en Suiza del
extesorero, imputado en la trama corrupta Gürtel, la de Correa y el Bigotes,
esos que toda España recordará en la boda de la hija de Aznar. Los nuevos ricos
más escandalosos del convite. Los de los “tres trajes” de Camps. A Bárcenas los
investigadores le siguen el rastro de 22 millones de euros y una parte, según su
abogado 10 millones, los ha regularizado gracias a la amnistía fiscal inventada
por el ministro Cristóbal Montoro. Todo apunta a que el PP está herido de muerte
por una cruenta Guerra Civil en el partido entre el ala dura de Madrid
capitaneada por Esperanza Aguirre frente a Mariano Rajoy y María Dolores de
Cospedal. El toque mafioso que asusta. Y España derrumbándose, peleando por
mejorar su marca exterior. Pasen y vean.
La gravedad no hay ni que subrayarla. El daño que la corrupción hace a la
política y la democracia, tampoco. Detengámonos en la reacción del partido
protagonista. El PP no se avergonzó, ni pidió perdón, ni anunció una
investigación interna, ni dimisiones. El viernes se dedicaron a evadir
responsabilidades y echarle la culpa a otros. “No consta”, “que cada palo
aguante su vela”… Todos estaban en El Toyo, en Almería, reunidos para la
Intermunicipal del PP. 2013 es, decían, un año clave para preparar las
elecciones. Hay europeas en 2014 y municipales en 2015. Los dirigentes andaluces
ejercían de anfitriones. En uno de los momentos más complicados para el PP en
Andalucía, los mandamases bajaban para darle un espaldarazo a Juan Ignacio Zoido
y su equipo, inmersos en la complicada travesía de una sucesión indigesta,
cuesta arriba. Despidiendo eternamente a Javier Arenas, sin candidato a la
Junta, sin liderazgo consolidado. A la espera de que Rajoy autorice un
movimiento interno que despeje el futuro del partido andaluz.
La anterior legislatura, el PSOE vivió acorralado por elcaso ERE. Una
supuesta trama corrupta tejida con dinero público de los fondos de Empleo. Un
fraude de más de 17 millones de euros, según la Junta, con más de 60 imputados,
siete exaltos cargos y cocaína de por medio. Esta semana se ha reactivado con la
detención de un supuesto testaferro que ha contado cómo blanqueaban, mediante
empresas pantalla, moviendo dinero en sobres de unos bares a otros de las
inmediaciones de varios organismos públicos. Con fundas de portátiles atestadas
con billetes de 200 y 500 euros.
Otro caso putrefacto. Pero que el PP
pretenda eludir sus responsabilidades escondiéndose en las miserias socialistas
es increíble. Arenas, que cada vez tiene más difícil ser ministro, fue quien
bendijo a Bárcenas como tesorero cuando ocupó con Aznar la secretaría general
del PP (1999-2003). Él fue uno de sus defensores más acérrimos cuando Gürtel
estalló. En los pasillos del Parlamento, Arenas se jactó de haber sido quien le
paró los pies a los Gürtel. Ahora dice Cospedal, enemiga del andaluz, que fue
ella quien acabó con los sobres y que Arenas se resistió. Aguirre, desde luego,
tampoco va a defenderlo. Tiene más trienos en la enemistad con Arenas que la
manchega. Sí lo defendió ayer Rajoy. El PSOE se llevó mucho tiempo tratando de
acorralar sin éxito al dirigente andaluz con Gürtel. Quizás lo linchen los
suyos. Hubo una carta del Bigotes a Arenas pidiéndole que mediara por una deuda.
Una empresa imputada (Rialgreen) participó en 2003 en la precampaña del PP-A y
en su libro de notas apareció Ricardo Tarno y esta anotación: “Cobro B en
Andalucía?”. Estuvieron bajo sospecha contratos en Jerez, Granada y Estepona,
con los hermanos Galeote en el epicentro. Bárcenas llegó a decir en su defensa
que Arenas decidía los contratos. Lo situó, sin pruebas, en la mesa de camilla
de Gürtel. Ahora todo cobra una nueva dimensión. El caso ERE no tiene perdón. El
suyo, señores del PP, tiene a España horrorizada. Siento pena por los políticos
que son honrados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario