La fascistización del poder

Paco Campos

Doctor en Filosofía y profesor en la UAL

Lejos de ser cautos, los cargos, excargos, mediadores y conseguidores del PP se revuelven, y a base de cinismo y chulería se encaran no se sabe con quién, pero el hecho es que salen diciendo más o menos: eh! qué pasa; cuidado conmigo que no me conoces bien. Y les sale la fascistización por la que entraron en la política de partidos (impedir que acaben con los valores cosechados en la dictadura y con España –aunque poco se pueda saber sobre lo de ‘acabar con España’; da la impresión que piensan en un campo desolado-).

Aznar empieza amenazando con llevar a la gente y a los periódicos a los tribunales de justicia porque dice, en el más paniaguado estilo medieval, que se ha atentado contra mi honor. Otros dicen, al oír el nombre de Bárcenas, que nos les consta; no les consta a Cospedal, ni al diputado Hernando, al que le han endosado el marrón de justificar a los desalmados del PP.

Y así todos, que en lugar de callarse se engolan con la gente que les mira o les habla. El que quiera echarse un purzo conmigo está muy equivocado, dice Grabiel desde el poder de Roquetas y la Diputación.