Teleprensa
Editorial
Los sindicatos han empezado una nueva cruzada contra los recortes que
consiste en no permitir reducción de sueldos y derechos de los trabajadores
mientras haya en la administración que promueve tales medidas personal
'superfluo' con el que partidos o políticos tratan de cobrarse no se sabe muy
bien que servicios. Así, cada vez que hay un nuevo anuncio de reducción, los
sindicatos recuerdan que se siguen manteniendo asesores o gastos no necesarios
que convierten al político en una casta aparte aunque parece que ya no
intocable.
Comenzaron claramente la embestida con el Ayuntamiento de Almería, en donde
empezaron a enumerar algunos 'privilegios' que entendían vivían algunos
concejales del equipo de gobierno mientras se propiciaba un nuevo apretón de
cinturón sobre los funcionarios y trabajadores municipales, en general. Ahora,
con criterios similares, arremeten contra Galasa, empresa pública que además de
gestionar el servicio de suministro y tratamiento de agua en el levante
almeriense, parece especializada en dar empleo a políticos.
A Galasa no le salen las cuentas, de ahí que el sindicato Comisiones Obreras
le recomiende eliminar asesores y consejeros que parece aportan poco al servicio
que realmente debe ofrecer la empresa pública aunque mejore la vida de los
partidos que por esta vía van colocando a su gente.
En declaraciones públicas, cada vez suena con más fuerza la inquietud que
dicen sentir los políticos por la corrupción, -en gran medida ligada a la
desafección ciudadana por la política-, y sin llegar a malversar millones de
euros, el 'barrer para casa' aprovechando la mayoría en una institución no deja
de ser un acto cada vez peor visto en la calle. Los partidos tienen muy fácil si
quieren ganar la batalla de la confianza del ciudadano y muy bien pueden
comenzar evaluando con objetividad las necesidades de personal en las empresas
públicas y administraciones así como su remuneración, algo que incluso pueda
pactarse para que nadie se aproveche de un cambio de gobierno. Pero todo apunta
a que no hay voluntad política.
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