Un iceberg llamado corrupción


Pepe Fernández

Periodista / Exdirector regional de Onda Cero

Empieza a tener mucha gente la sensación de estar viajando en un gran transatlántico, en medio de una inacabable y terrible tormenta, con rumbo incierto, donde cada día que pasa más pasajeros de clase baja y media son subidos forzosamente a la cubierta, porque cada día son más los de Clase A que ocupan los seguros y espaciosos camarotes radicados en las zonas aparentemente más seguras del barco. Los conflictos se multiplican por todas las regiones y el malestar de los ciudadanos se empieza a reflejar en los sondeos. El PP de Rajoy en caída libre, titula hoy su encuesta el diario de Prisa.

La corrupción, en línea ascendente
Al gobierno bipartito andaluz le llega la hora de la “marea blanca”, ante una anunciada huelga de los médicos del SAS fijada para el 21 próximo. A ver cómo juega sus cartas María Jesús Montero en nombre de esa izquierda que presume de hacer las cosas de otra manera, demostrando en este caso que sus métodos de diálogo con los médicos son distintos a los del PP madrileño. Sin duda, dada la política de recortes en la Sanidad y en las políticas sociales, ese va a ser un conflicto que se extienda a todo el país progresivamente y con gran intensidad. Los profesionales y la sociedad en general no están dispuestos a permitir tan fácilmente el desmantelamiento de un servicio básico como el que vela por nuestra salud desde el sector público.

Huelga apoyada por usuarios
Fíjense en un detalle que no pasa desapercibido a cuenta de esta generalizada protesta contra los políticos y las políticas del PP en la comunidad de Madrid. Estamos asistiendo quizás por vez primera en democracia a que una huelga no solo está secundada por los trabajadores afectados, sino por los usuarios de esos servicios que se han unido a los huelguistas porque saben que tienen razón cuando denuncian las privatizaciones que pretenden. Por eso resulta raro cuando se califican estas movilizaciones como “políticas”. Los políticos del PP de Madrid, el sector ultra liberal de Esperanza Aguirre, ayuda sin reparos a dar la razón a los huelguistas, pero sobre todo inquietando cada día más a los usuarios. Imponer el euro por receta o privatizar los análisis en manos de una empresa donde trinca como consejero el exconsejero de Sanidad que privatizó el servicio, será todo lo legal que quieran. Pero, con lo que está sufriendo el personal, es absolutamente inmoral desde cualquier punto de vista, sea político o social.

Está siendo tan evidente todo que los ciudadanos están asistiendo impávidos y en tiempo real a la ejecución de todas estos desmanes sociales y políticos, mientras los dirigentes de la comunidad de Madrid aparecen ante las cámaras y los micrófonos proclamando todo lo contrario de lo que hacen. Como si los ciudadanos fuesen de otro planeta. Como si la gente es incapaz de relacionar su día a día, las subidas de las medicinas por ejemplo, con la palabra del político de turno.

He ahí, materializado de la peor manera, el gran drama que asfixia electoralmente en estos momentos al PP de Mariano Rajoy: ha perdido la credibilidad y ya nadie confía en sus promesas y palabras. La gente solo está dispuesta a confiar en hechos, en obras que, hoy por hoy, solo contribuyen a aumentar el sufrimiento de miles y miles de españoles de las clases populares, aunque una vez más prometan brotes verdes; esos que a diario son subido a la cubierta del barco en medio del temporal. Esos que con su voto dieron una impresionante mayoría absoluta al PP, la que les está permitiendo hacer todo lo que hacen. Abajo, sigue la orquesta, el champan y el dinero, de dos colores por cierto, inundando los bajos fondos del transatlántico de la democracia española. Y al escenario ha subido un ex ministro y ha proclamado esta misma mañana: " Señores, lo peor ha pasado".

Arenas saca pecho y presume
Pero muy pocos pueden imaginar que a pocas millas les espera un iceberg de grandes proporciones que tiene ya nombre en las cartas de navegación: La corrupción. Y si no se actúa muy rápidamente es probable que la brecha que se abra a babor sea irreparable al afectar desde la Jefatura del Estado al último concejal de pueblo.

Escuchar hoy a Javier Arenas en la radio dando lecciones de ética a la oposición sobre cómo deben actuar contra la corrupción, ha resultado un ejercicio de surrealismo bastante patético, muy al estilo del político de Olvera. Porque llegar a decir que ellos, el PP, dan ejemplo al PSOE poniendo inmediatamente en la calle a los imputados en procedimientos por corrupción, es tanto como no acordarse del alcalde de Alhahurín – condenado- por citar solo un caso sobre el que tuvo que decidir en su día el propio Arenas en su feudo andaluz.

La encuesta de El Pais es bastante elocuente al respecto de esta gran lacra que es la putrefacción del Estado, al señalar al ¡96 % de los españoles! preocupados por la corrupción política en nuestro país. Seguro que la mayoría de ese espectacular 96 % son pasajeros desalojados a la tenebrosa cubierta del transatlántico, viajeros que ya están visualizando la montaña de hielo que se avecina. Abajo sigue la música, la juerga y el champan;  al fondo a estribor empieza a aparecer la sombra de otro iceberg amenazante. Dicen que formado con doscientos correos electrónicos, verdaderas “bombas atómicas” en el corazón del Estado, su Jefatura, documentos que el socio del yerno del Rey amenaza con enviar al juez y que sea lo que Dios quiera. Un chantaje en toda regla a la Corona, sin duda, pero un chantaje piensan muchos en legitima defensa al ver cómo su mujer está imputada y no lo está la de su socio Urdangarín que, como la mujer de Torres, también firmaba papeles del famoso tinglado “sin animo de lucro” del Instituto Noos.

De todo lo que está pasando en este pestilente capítulo de la historia de España, solo debemos consolarnos con que allí donde la Justicia ha actuado, no parece que vuelvan a crecer en mucho tiempo brotes de corrupción. Sin duda una amenaza en toda regla contra la democracia y las libertades de todos.

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