Manuel León
Redactor-Jefe de La Voz de Almería
Un tal Domingo Peñate, representante de una de las empresas más fuertes de tomate canario, daba una rueda de prensa esta semana en el pabellón isleño de Fruit Logista y decía así: “Todos hablamos de Marruecos, pero el principal competidor del tomate canario está en la península y es Almería, los compradores miran allí”. Glup, glup. Así, literal. Es como en los viejos partidos España-Yugoslavia. Siempre decíamos lo bueno que era Katalinsky, sin pensar que teníamos a Gárate, a quien los balcánicos tenían por rabo de lagartija.
Representantes de interprofesionales europeas junto a la gerente de Hortyfruta |
Si alguna huella deja una feria como la gigantesca Messe berlinesa de esta semana (56.000 visitantes profesionales, 2.400 expositores y 127 países) es que a la intrépida Almería se la teme como a la vara verde. La vieja Urci no es grande (más bien canija), no está bien situada en Europa, no tiene un gran tradición universitaria ni industrial, ni ha tenido nunca grandes prohombres, con permiso de Salmerón. Sin embargo, lo decían también en estos días de febrerillo loco en una de las múltiples reuniones profesionales que se han oficiado, Almería es la provincia ¡europea! donde más peso tiene la agricultura en el Producto Interior Bruto, aproximadamente el 16 %, sin contar la industria auxiliar. Andalucía es el 9 %, España el 3 % y Europa el 0,5 %.
Y sobre todo, lo que sí tiene son 25.000 hectáreas de invernadero, 3.000 horas de sol al año, 90 % de cultivos con lucha integrada, más de 30 casas de semillas y más de 13.000 agricultores especializados que son los caballos que mueven esa maquinaria llamada agroindustria almeriense, antes ‘Milagro Almería’ o ‘Huerta de Europa’.
Si por algo puede ser incierta la recuperación económica de la provincia, no es por la agricultura precisamente, sino más bien porque el resto de sectores como el Mármol, el Turismo, la Construcción, la Industria o los Servicios, no les han sonreído tanto las cifras. Por algo será que un canario, al ser preguntando en la feria de hortalizas más grande del mundo sobre cuál es el mayor peligro para el tomate guanche dijo alto y claro que ‘un lugar llamado milagro’.
Visto lo visto esta semana, la mayor amenaza para el campo almeriense, que exporta ya más de 2 millones de toneladas anuales, son los invernaderos emergentes en Marruecos y Turquía. Lucieron expositores preñados de frutas y hortalizas del país y están empezando a hacer IV gama y planes de márketing para llegar a las grandes cadenas europeas.
Las comercializadoras almeriense siguen vendiendo mucho volumen e incrementado facturación, pero pocos datos fehacientes se tienen de la rentabilidad de cooperativas y alhóndigas, más allá de la renta agraria del agricultor. La clave, por tanto, no es el volumen sino el margen, la rentabilidad.
Como clave han sido en la feria alemana los nuevos vientos que corren en el sector donde ya nadie se queda parado: ahí están los snacks de productos presidiendo los escaparates, género cada vez más pequeño, la nanoagricultura en definitiva, adaptada a unos nuevos consumidores donde ya no prima tanto la cantidad como la calidad y la facilidad de consumo en un cine, en un cóctel o en una parada de autobús: convertir pimientos dulces en otra especie de caramelo.
Almería ha medido sus fuerzas un año más en el principal ring hortícola del mundo y ha vuelto a tener protagonismo: más de 200 encuentros de negocio ha realizado Agroponiente; CASI ha lucido como el primer productor europeo de tomate; Unica, Vicasol, Naturchoice, han tenido también luz propia, así como profesionales de otras comercializadoras que han ido por libre al mayor centro del sector del mundo. A estudiar por dónde van los tiros y no dormirse en este alambicado mundo de la oferta y la demanda de aquello que da el campo.
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