Juan Manuel Marqués
Grupo Joly
Casi un año después de la
celebración de las primeras elecciones autonómicas ganadas por el PP en
Andalucía, las del 25 de marzo pasado, el PSOE vuelve a colocarse como
la opción preferida por los andaluces. Así lo indica el Barómetro Joly,
realizado por la empresa Commentia, con motivo de este 28-F, Día de Andalucía.
Si las elecciones se produjeran en estos momentos, los socialistas del
presidente José Antonio Griñán las ganarían claramente y, además, verían
reforzado el Gobierno de coalición con IU gracias al aumento de la coalición de
izquierdas. El trabajo de campo de este barómetro se realizó entre los días 7 y
19 de febrero, justo cuando el caso de los papeles de Bárcenas, el ex tesorero
del PP, se encontraba en su máximo apogeo.
Griñán sube, Zoido baja |
Sin embargo, estos asuntos,
como la corrupción, la falta de salidas visibles a la crisis y el desempleo
creciente parecen pasar factura a los dos grandes partidos, aunque mucho más en
el caso del PP, debido a que las políticas del Gobierno de Mariano Rajoy
son vistas por los sondeados como preponderantes y, en parte,
diferentes a las de Griñán. El efecto desgaste de Rajoy arrastra, por
tanto, al PP andaluz de un modo espectacular, con una valoración
bajísima hacia su papel en la oposición. Una nota de tan sólo el 2,9.
De
este modo, el PP bajaría desde las elecciones del 25 de marzo un total
de 6,2 puntos en intención estimada de votos, lo que le colocaría con
un 34,4% de los apoyos. Hay que considerar que el PP llegó a ganar dos
elecciones en Andalucía en 2012, las municipales y las generales, pero a partir
de estas últimas, celebradas el 20 de noviembre, la marca comenzó a resentirse
con las primeras medidas del Gobierno de Rajoy, algunas de ellas muy alejadas de
su programa electoral, caso de la subida de impuestos y de la confesión de que
el paro aún seguiría creciendo durante un año más. Ello fue lo que provocó que
Javier Arenas ganase de modo insuficiente para lograr la
mayoría absoluta. Griñán, entonces, se quedó a un solo punto de su competidor, y
pudo formar Gobierno con la IU liderada por Diego Valderas.
El efecto del Ejecutivo central ha permanecido pesando sobre el
PP andaluz, de tal modo que ahora sería vencido por el PSOE por una diferencia
de 3,5 puntos. El PSOE de Griñán pierde 1,6 puntos de apoyo respecto a las
autonómicas; es decir, como a todos los gobiernos, le perjudica la gestión de la
crisis, pero en mucha menor medida que a los populares. Ésa es su ventaja. De
este modo, el PSOE obtendría un 37,9% del voto estimado, lo que
le permitiría ganar las elecciones y seguir gobernando con IU.
Éste es
un hecho importante, porque el voto que pueda estar perdiendo el PSOE por la
izquierda se canaliza hacia IU, que sí sube: hasta 3,8 puntos
respecto a las autonómicas, por lo que se queda en un
15,1%. Éste es el mejor resultado obtenido por la federación de
izquierdas desde que en el año 2008 comenzaron a realizarse estos barómetros. El
PP, por el contrario, cargaría con el peor resultado de la serie en este 28-F,
mientras que los socialistas volverían a una situación similar a la del año
2010, cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero
comenzó a hacer aguas por la gestión de la crisis.
No obstante, los
pronósticos electorales de un sondeo que se realiza a años vista de unos
comicios necesitan verse con cierta perspectiva, y si algo concluyente indica
éste es la desafección, cuando no la desconfianza, hacia los partidos, en
especial hacia los grandes, y hacia todas las instituciones. Son ciudadanos
descreídos que muestran cómo la crisis, y la peor de sus caras -el paro- les
están haciendo mella.
En este contexto, irrumpe el partido de
Rosa Díez, UPyD, con un resultado del 5,1%, lo
que le permitiría entrar en un Parlamento andaluz compuesto ahora por sólo tres
fuerzas. El PP, mayoritario, en la oposición, frente al Gobierno de PSOE e IU,
que suman más escaños en la sede del Hospital de las Cinco Llagas.
UPyD
ya tuvo un buen comportamiento en Andalucía en las municipales y en las
elecciones generales de 2012, pero no bastó para lograr enviar diputados
andaluces a Madrid. Posteriormente, en los comicios del 25-M, UPyD se fue
desinflando, posiblemente al ser visto como un partido con un gran rasgo
nacional y al polarizarse la campaña electoral en torno a la opción de si Arenas
lograba gobernar o seguían los socialistas.
El Barómetro Joly sigue
indicando también un fuerte componente en la abstención. Si en marzo fue del
37,7%, ahora se situaría en el 38%, un porcentaje alto en términos de calidad
democrático, pero no excesivamente grave si se considera que las elecciones
andaluzas se celebraron por separado el pasado 25 de marzo.
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