abc.es / Efe
Los acordes de una guitarra resonaron en un Palacio de
los Deportes convertido en un gigantesco teatro para recibir a David Bisbal, que en la
despedida de su gira acústica en España ofreció una emotiva actuación que llegó
por momentos a silenciar todo el pabellón. Era
una noche especial, con aroma a despedida, y el de Almería no defraudó.
Se engalanó para la ocasión, al igual que el recinto madrileño, en el que no
quedó una butaca vacía, y ofreció un concierto de más de dos horas con el que,
como él mismo explicó, hizo un viaje "a través del tiempo y el amor",
haciendo suyos algunos de los temas más emblemáticos de las últimas seis
décadas, así como de sus grandes éxitos.
Bisbal, anoche, en Madrid |
Las primera palabras de Bisbal a
su público fueron para lamentar el fin de su gira acústica, tras entonar los
acordes del tema de apertura, Almería tierra noble, en compañía del maestro Padilla.
Mientras tanto, la banda que le ha acompañado durante estos 115 conciertos de
gira acústica, sus "paisanos", la Orquesta Ciudad de
Almería, iba haciendo su aparición en es escenario mientras pedía para ellos un
aplauso.
La primera parte del
concierto
La primera parte del concierto
fue por momentos un homenaje a la cultura latina, en el que Bisbal versionó a
algunos de sus artistas favoritos, e interpretó varios de sus temas más
conocidos bajo el filtro de la salsa o el merengue. Empezó con canciones de la
mexicana María Grever o el
argentino Alberto Cortez, para después pasar a su conocido Lloraré
las penas, que el público agradeció en seguida por serle común. Pero
Como la primera vez, de su disco Premonición, y sobre
todo Esta ausencia, de su trabajo Bulería, dejaron en el
ambiente una emoción contenida a la que el respetable reaccionó con el aplauso
más fuerte y "bonito" hasta el momento.
El
"compadre" Alejandro Sanz estuvo también presente en el Palacio de
los Deportes. A él le agradeció, interpretándolo, su tema Sombra y
luz, antes de que hiciera aparición en el escenario el primer artista
invitado de la noche, Antonio Carmona, y con él el flamenco fusión. "Somos
andaluces, pero hay que morir en Madrid", le dijo a Bisbal el exlíder de
los Ketama, para después invitar al público a cantar el conocido Para que
tú no llores así, mientras ellos se marcaban un baile en el escenario.
Cómo
olvidar, Besos de tu boca y Ave María, tema que
volvió a demostrar que, lejos de envejecer, sigue gustando a sus seguidores,
cerraron la primera parte del concierto. Sin apenas pausa, Bisbal puso de
preaviso a los presentes: "Llegamos a la parte más intima". No tardó
en demostrarlo, interpretando un sentido Adoro de Armando Manzanero
con la mano en el corazón que le embriagó, obligándole incluso a coger aire, en
un gesto que sus incondicionales supieron valorar.
La Voz en el escenario
Lucía, de Joan Manuel
Serrat, se convirtió en un lamento que llenó el espacio del recinto, donde
durante por segundos se hizo el silencio. "Nunca había oído el Palacio de
los Deportes tan callado", reconocía el artista. Dos de los momentos más
esperados llegaron con la aparición de Paco Arrojo y Rafa, participante y
ganador de la mano de Bisbal en el concurso estrella de La Voz . Con el primero, muy
agradecido con su "coach" por la oportunidad brindada, Bisbal saldó
la "deuda" de interpretar la balada Eso es amar. Un
profundo tema tras el cual deseó "suerte" a su alumno.
Como no podría ser de otra forma,
Rafa, quien no abandonó su estética heavy para la solemne ocasión, interpretó
junto al almeriense el tema que la alzó con la victoria del concurso,
Hijo de la luna, de Mecano. A continuación, Bisbal volvió a retomar
su repertorio. Unas primeras
notas de trombón y las letras
proyectadas en el escenario como si de un club nocturno se tratara, dieron con
Dígale el toque blues y sugerente del directo.
Amago de despedirse
Las notas arabescas de Al
andalus, que el respetable disfrutó como si el almeriense estuviera en su
tierra, puso la nota discordante. Después le seguirían Quien me iba a
decir, Silencio o Melodía en tu boca, con el que
los presentes volvieron a levantarse de las butacas, sin dejar de enarbolar
banderas de todos los rincones, desde Andalucía
y Madrid, hasta Inglaterra, Holanda o Alemania. Apenas había hecho amago de
despedirse, cuando sus fans le rogaron otro tema, volviendo rápidamente al
escenario. Aunque a la actuación le quedaban sus últimos cartuchos.
Uno
de ellos fue de nuevo para Alejandro Sanz y su Y si fuera ella, que
el Palacio de los Deportes vitoreó; pero que se puso definitivamente en pie con
Mi princesa, tema dedicado a su "niña" Ella, presente en
la grada junto a la familia del cantante, quien "no podía perderse"
el final de gira de su padre. El último tema de esta gira acústica en España
fue Esclavo de sus besos, no sin antes de que el artista avisara:
"Nos vemos pronto, lo prometo".
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