La Alcazaba colorá

Paco Campos
Doctor en Filosofía y profesor de la UAL

Hace unos cuantos meses, en la sede del círculo de empresarios de Sevilla, se reunieron unos cuantos socios y unos mendas holandeses que traían para Almería la bacalá debajo del brazo: se trata de poner el marcha el jodido tren del mineral desde Alquife hasta nuestro puerto (esto supone no sólo volver a la mierda del pasado, sino un tránsito continuado de convoyes atravesando el centro de la ciudad (se calcula unos treinta trenes de cincuenta unidades, las veinticuatro horas del día).

Alcazaba Colorá (Almeria24horas.com)
En esa reunión no estaba nuestra diputada autonómica, aun siendo un foro de impresiones y opiniones, para tantear el terreno. Sin embargo sí que estaban los empresarios granadinos y los buitres holandeses. Enseguida se pusieron de acuerdo: daban por hecho el transporte del mineral, pero dudaban si por levante o directamente al puerto. Aquí, con bombo y platillo, el Diario de Almería, que es más bien el de los empresarios de la otra Andalucía, venía a decir que ya estaba con nosotros el desarrollo y también la redención del Marquesado (doscientos obreros mal contados). ¡Hay que tener cara! Nuestra diputada tendría que haberse enterado ya, pero no dijo ni ‘mu’.

Menos mal que al alcalde, por una vez, se le dispararon las alarmas y dijo que ese proyecto era un disparate. Claro que sí que es un disparate, pero estaba pensando no tanto para el flanco portuario de la ciudad, en los barrios que lo constituyen, sino para esa nueva manzana de oro que está aflorando en el eje Almadrabillas-Toblerone, en el que los ricos de Almería piensan poner el huevo por cuarta vez.

Además de todo esto, y en fondo del escenario, se eleva la esfinge de doña Trinidad Cabeo, que, junto con el empresariado del puerto, no tienen el menor recato para ir agachándose cogiendo las migajas de los sinvergüenzas holandeses, al tiempo que le facilitarían el camino porque todo esto no es otra cosa que progreso: según cantan a coro la autoridad portuaria y la propia consejera de la Junta, también nuestra.

Siempre se dijo: ‘Almería, culo del mundo’, porque todo el mundo se cree que puede venir aquí para lo que sea. Si en Doñana quieren abrir ahora un gaseoducto, enseguida se echa encima todo el mundo, con los ecologista al frente. Aquí no solo hay ausencia ecologista sino que el mineral no desestabiliza la ciudad, todo lo contrario.

En fin, ahora que todo el mundo está descubriendo La Alcazaba, porque la cierran por la tarde, resulta que todavía no la hemos pensado impregnada de rojo cuando venga la ponientá (lo mismo que La Chanca, Pescadería, Almedina, Parque, Almadrabillas…). 

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