Javier Menezo
Letrado del INEM
Desde el cariño que procede de la afinidad ideológica me animo a pedir que se repiense ese plan de la Junta consistente en un bono mensual de 400 euros para jóvenes que acaban FP, la Universidad y buscan su primer empleo o han sido beneficiarios de la beca de segunda oportunidad. Mejor es continuar con esto, becar la formación, que becar contratos dando la sensación de que nuestro tejido laboral es tan débil que sólo lo sustenta la subvención.
400, la cifra mágica |
No entiendo muy bien la atracción que tiene esa cifra, 400, entre nuestros dirigentes, porque los demás la asociamos inconscientemente a fracaso. Esa fue la cuantía que se repartió a los ciudadanos en 2008, los famosos 400 euros de Zapatero. No fue un gran acierto, no despertó la euforia cuando se cobraba y sí el enfado cuando se terminó. Toda una lección para gobernantes: si luego lo vas a quitar, no lo pongas.
400 es también la cuantía del PREPARA. Un plan que sigue una tendencia legislativa en materia de empleo consistente en ponerlo todo tan complicado que al final facilita el fraude. Baste un ejemplo: en una mañana y con un solo currículum escrito con desgana se consiguen los sellos de nueve empresas, y a cobrarlo. Ahí acaba la medida de inserción, profundizando aún más en la idea de que las políticas activas de empleo son un incomodo e inútil trámite para conseguir una renta.
Pues bien, el bono de 400 euros consiste en que los interesados menores de 35 años (nótese lo de acabar FP con 34 años) se integrarán en una bolsa en base a sus méritos académicos. A esta bolsa accederán las empresas que requieran personal y que podrán descontar del sueldo mensual el incentivo que concederá la Junta durante un año. Lógicamente buscarían aquel que, de paso, encaje en las subvenciones estatales, así que da igual ordenar por mérito o por apellidos. Un poco lioso para un tejido empresarial caracterizado en un 95 % por microempresas.
reer que esto generará 29.000 empleos es todo un acto de fe, especialmente porque aún no se han evaluado los planes anteriores que también anunciaron miles de empleos. Como miles anuncia, por su parte, la ministra de empleo gracias a la reforma laboral. Todo parece tan sencillo que cuesta creer que no se haya ensayado antes. Lo malo es que sí se ha ensayado, durante 30 años. La demanda de trabajadores no se crea por Ley ni por bonificar, surge cuando el empresario tiene una necesidad real de producir o vender. Así que es fácil que no se aumente el empleo sino que se subvencione una contratación que de todas formas iba a producirse, desplazándola hacia un trabajador en perjuicio de otro.
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