Kayros
Periodista
Viendo publicados en la prensa nacional los siempre guardados papeles de
Bárcenas y suponiendo que sean auténticos (en punto a corrupción hay que
andarse en pies de plomo) me asalta una batería de preguntas. Véanse algunas:
¿Cómo no querían que los constructores no fueran colaboradores afines al PP
cuando éste les facilitaba una ley del suelo a su medida, barra libre para
enriquecimientos estratósfericos? ¿Cómo no iban a tener efecto sus entregas
privadas en la política urbanística en lo referente a comerse los litorales y
luego en la fluidez del despido casi libre amén de otras facilidades para el
gran capital?
Entre los supuestos receptores de pasta figuran Cospedal, Rato,
Mayor, Arenas, Acebes, Cascos y hasta el mismo Rajoy. Ellos lo han negado, que
es lo primero que se hace cuando estalla algún escándalo de esta índole, pero si
los papeles no mienten, aquí se estaba dando lo más parecido a una financiación
irregular del partido. Si ahora cruzamos parte de la artillería dialéctica
empleada por Génova para hacerse con el poder resultaría que la corrupción no
era propia solo del PSOE sino también del partido conservador, erigido en la
esfinge moral de la derecha.
Pero hay más preguntas. ¿Qué hicieron hasta el
último momento con Gürtel trivializando la cuestión hasta reducirla a un simple
regalo de pelucos de oro y trajes de entretiempo? ¿Se benefició Bárcenas de la
amnistía fiscal promovida por el exministro Montoro? Los documentos hasta ahora
ocultos entregados al juez por el extesorero dan cuenta de un blanqueo de 11
millones. ¿Quién dice la verdad, Montoro o Bárcenas? Y no estamos hablando de
los fondos que los partidos reciben del Estado. En fin, que cada palo aguante su
vela, como dicen ahora.
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