Secretario
General del PSOE
España
vive una situación crítica. La crisis económica que sufre desde hace cinco años
ha desembocado en una grave crisis social, de la que el desempleo es su mayor
exponente, una crisis territorial y, ahora, con, especial virulencia, en una
crisis política que amenaza a la credibilidad de nuestras instituciones
representativas más importantes.
Las últimas semanas han
venido acompañadas de un incesante goteo de noticias, datos e informaciones
acerca de prácticas irregulares de algunas administraciones públicas gobernadas
por el PP y, sobre todo, de presuntas irregularidades cometidas en la
financiación y la gestión de este partido.
En todos los casos, estas
informaciones han estado vinculadas directa o indirectamente con el denominado
caso Gürtel cuyo pleno esclarecimiento judicial está aún pendiente. Son
informaciones de una extraordinaria gravedad que han producido alarma e
indignación social.
Rubalcaba, ayer |
Son informaciones que afectan al partido
del gobierno, al gobierno y a su propio Presidente. Informaciones que, por
tanto, han venido a disminuir la ya mermada credibilidad de quienes durante un
año han impuesto sacrificios a los españoles que en ningún caso figuraban en el
programa electoral con el que el PP se presentó a las elecciones.
El PSOE ha venido
reclamando del PP una explicación clara y convincente sobre esas informaciones.
Lo hemos hecho firmemente, pero siempre con respeto de la presunción de
inocencia de todos los afectados. Conscientes de la grave situación por la que
atraviesa España hemos evitado cualquier acusación o actuación que pudiera
poner en riesgo la credibilidad de las instituciones básicas que rigen la
convivencia, empleando siempre los cauces que pone a nuestra disposición la
democracia y el Estado de derecho.
No nos cansaremos de
insistir en que las informaciones conocidas estos días tiene su origen en el
denominado caso Gürtel, en el que aparecen implicadas distintas CCAA,
ayuntamientos y decenas de responsables políticos del PP para conformar no un
caso de corrupción sino una red corrupta que afecta al corazón mismo de dicho
partido y que ha operado impunemente durante largos años. Da ahí su extrema
gravedad.
Ayer, el Presidente del
Gobierno, compareció por fin. Lo hizo en la sede de su partido y sin aceptar
preguntas. En esa comparecencia pública lo negó todo. No explicó, acusó. Todo
el mundo ha mentido menos él y su partido. Habló el Sr. Rajoy sin aludir ni
comentar las confirmaciones judiciales, policiales y incluso de importantes
dirigentes de su partido en torno a las gravísimas acusaciones de estas últimas
semanas.
Todo
es falso, dijo. Y aún más, añadió: Todo forma parte de una operación para
desestabilizar al gobierno y a España. El Sr. Rajoy no reparó en que lo que los
ciudadanos esperaban de su Presidente del Gobierno no ataques sino
explicaciones.
Esperaban de él que
explicara, por ejemplo, cómo es posible que uno de los principales
beneficiarios de su amnistía fiscal haya sido, precisamente, el extesorero del
PP del que emanan todas las informaciones acerca de sobresueldos opacos.
Esperaban de él una acción
judicial no contra medios de comunicación sino contra quien, habiendo sido el
tesorero del PP, ha mantenido cuentas en Suiza sin explicar su procedencia.
El Sr. Rajoy sigue sin
darse cuenta de que la falta de credibilidad de su gobierno y de su partido no
es un problema que tiene con la oposición, ni con el PSOE sino con millones de
españoles que ayer esperaban de él una explicación cabal, profunda y
convincente.
La comparecencia del Sr.
Rajoy, lejos de recuperar credibilidad perdida, ha profundizado la crisis
política que vive España en uno de los momentos más delicados de los últimos
años.
Porque tiene razón el
Presidente del Gobierno en que España necesita estabilidad y fortaleza para
hacer frente a la crisis. Tiene razón de que hay que hacer un esfuerzo grande
para recuperar nuestra marca deteriorada. Lo que sucede es que para hacer todo
eso hace falta un gobierno fuerte, fiable y confiable y el actual gobierno del
PP ha dejado de serlo. Empezando por su propio Presidente.
El Sr. Rajoy, lejos de ser
una solución para los difíciles problemas que aquejan a la sociedad española,
se ha convertido en un problema más.
Un grave problema que a
las crisis económica, social territorial y política ha añadido una crisis de
moral pública con su actuación de ayer.
¿Cree
el Sr. Rajoy que en sus actuales circunstancias está capacitado para pedir
sacrificios a los españoles?
¿Se ha planteado si su
permanencia al frente del Gobierno es mejor para la imagen exterior de España?
Nuestra obligación,
nuestra lealtad para con los españoles es decir hoy que pensamos que no.
Que el Sr. Rajoy no puede
dirigir nuestro país en un momento tan delicado como éste.
Que su permanencia al
frente del gobierno no va a hacer sino prolongar la crisis política actual
antes bien la va a agravar día a día.
Por eso le pedimos que
abandone la Presidencia
del Gobierno y dé paso a otro Presidente que pueda restablecer la confianza, la
seguridad y la estabilidad que España necesita.
El PSOE, por su parte, continuará
trabajando para que los españoles recuperen la confianza en sus instituciones
con la certeza de que somos un país fuerte que saldrá adelante como hemos hecho
tantas veces a lo largo de nuestra historia.
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