Así no, jueza Alaya

Carlos Rosado Cobián

Abogado / El Correo de Andalucía

Partamos de la idea de que toda la sociedad andaluza exige que se aclare el asunto de los ERE. Confiamos totalmente en la acción de la justicia. Pero este asunto ha caído en manos de una jueza que ni termina el trabajo ni, a lo que se ve, parece tener claro su papel en la maquinaria judicial.

Detención de Juan Lanzas

Demos por buenas las actuaciones ya realizadas. Admitamos que fue necesario mantener al exconsejero de Empleo en prisión pese a que no estaba claro que tuviera más que una  responsabilidad política in genere. No se ha presentado todavía dato alguno sobre supuesto enriquecimiento fraudulento ni connivencia concreta con los que, al parecer, adjudicaron los ERE a empresas o trabajadores de forma indebida.

Admitamos que no es cierto que no imputa a un aforado para no perder la causa como si de una pieza de caza se tratara.

Pero sus últimas diligencias procesales, la detención abrupta e indiscriminada de personas y el regreso a prisión de Guerrero no se sostienen en una correcta y proporcionada praxis procesal. Lo que ha hecho Alaya es montar un show mediático ad maiorem gloriam suam. Eso no se justicia, es espectáculo.

Guerrero será condenado si es declarado culpable. Pero carece de lógica pensar que tiene riesgo de fuga, salvo que irse a El  Pedroso se considere tal. Ni que pueda destruir pruebas nuevas de las que no haya podido deshacerse después de su primer ingreso en prisión.

Lo que ha hecho con el letrado José Luis Leal es incomprensible. Y tenemos derecho a preguntarle si era necesario detener a un abogado en su casa, frente a sus hijos, con la prensa avisada. Y para ponerlo en libertad sin cargos horas después. Habría sido suficiente citarle y evitar el destrozo que le ha causado el calvario por el que ha tenido que pasar innecesariamente.

He leído un tuit de una persona nada sospechosa, como es el director del diario ABC, dolido por esta actuación que le lleva a decir que algo falla en la justicia. No es la justicia la que ha fallado. Es la jueza Alaya la que, si su ego se lo permite, debe dar una explicación. Y que termine de una vez.