Pepe
Fernández
Exdirector
de Onda Cero-Andalucía
La dimisión
o renuncia de Pablo Carrasco a agotar el año y medio que le queda como director
general de la RTVA, nombrado por el Parlamento, ha pillado por sorpresa a casi
todos, también al bipartito. En cambio la menos sorprendida por el inesperado
contratiempo en la RTVA ha sido la consejera de Presidencia, Susana Díaz,
quien, según algunas fuentes conocedoras de algunos intríngulis del proceso,
habría conocido la irrevocable decisión de Carrasco tres o cuatro semanas
atrás.
En efecto,
tan convencido estaba Carrasco de su marcha que cuentan que le llegó a decir
por teléfono a la consejera que haría pública de inmediato, tras aquella
comunicación verbal con ella, su decisión de dimitir a través de su cuenta en
Twiter. A lo que Díaz pidió tiempo y calma para estudiar la nueva situación que
se iba a plantear, particularmente porque, a la hora de votar en el Parlamento
a su sustituto, el candidato debería ser consensuado, legalmente, solo entre el
PSOE y el PP. IU, socia del PSOE en el Gobierno, se queda sin voz y sin voto en
esta decisión de tanta trascendencia política.
Parece que
Carrasco, razonablemente, aceptó el compás de espera y ahí se empezaron a
estudiar distintas salidas a la crisis a punto de abrirse. Susana Díaz, según
parece, durante semanas se comió en solitario “el marrón”, dando cuenta al presidente
una vez tuvo clara las posibles salidas al laberinto.
Descartado Joaquín Durán. Descartado nombrar a Joaquín Duran
como subdirector general, asumiendo funciones de firma y decisorias en ausencia
o dimisión del director general, se optó por proponerle formalmente para la
Dirección General, propuesta avalada por el propio Pablo Carrasco como garantía
de continuidad. Los momentos que se avecinan en el ente público, con una
necesaria adecuación del gasto a las necesidades de una TV autonómica en
tiempos de crisis, no aconsejaban demasiadas provisionalidades.
Claro que la
“Opción Durán” va a tener, además de las ventajas de contar con alguien que
conoce a fondo la casa y solvente como profesional, un pequeño gran problema
para que llegue a buen puerto: el necesario voto del PP en el Parlamento para
lograr una mayoría “papal” para poder nombrar un nuevo director general en la
RTVA. Pero la número dos del Gobierno no es mujer que improvise fácilmente sus
hojas de ruta. Sabe que el PP tiene cuentas pendientes con la RTVA, con Canal
Sur TV particularmente, y que, conociéndoles, querrán cobrárselas en este tramo
de dura negociación que se avecina. A lo mejor hasta piden cabezas de periodistas,
práctica muy utilizada últimamente por el arenismo en otros medios,
incluso privados. Un trayecto, todo sea dicho de paso, en la que se quemarán en
la hoguera de las vanidades a unos cuantos nombres de gentes del sector de la
comunicación, la política o la empresa.
El PP
desbloqueó RTVE: cambió la Ley. Una negociación, concluyo, a la que es difícil augurar
éxito y acuerdo final dada la tensión política ambiental entre el bipartito y
el líder de la oposición, Juan Ignacio Zoido, en funciones de delegado/defensor
político del Gobierno de Rajoy. Y también porque Javier Arenas sigue mandando
y, con la que le está cayendo encima con Gürtel/Bárcenas, no le parecerá mal
que los focos miren para otros.
Midiendo los
tiempos según conveniencia política del Gobierno de Griñán no parece que el
bipartito esté dispuesto a mantener en la RTVA una larga interinidad a imagen y
semejanza de la que se padeció en la RTVE cuando aterrizó el PP en La Moncloa.
¿Qué hacer? Pues exactamente lo mismo que hizo el PP para “evitar el bloqueo de
RTVE”, cambiar el artículo de la ley que exige una mayoría imposible de
conseguir en la actualidad. Con la mayoría absoluta basta. Y, de paso, los
socios de IU tendrán su sitio en tan importante instrumento de comunicación
(Propaganda para el PP).
De ahí que esté en manos de Zoido
negociar ahora con tacto, pragmatismo, habilidad y sensatez, también con luz y
taquígrafos, evitando el final del cuento que ha diseñado Susana Díaz y que les
dejaría, una vez más, sin tocar siquiera la carta de ajuste. Porque al nuevo director
general que salga del 50 % no le imagino yendo a tomar café al domicilio particular
del presidente del PP-A.
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