José Fernández
Periodista
Me llena de emoción ver al personal enternecido por el precioso gesto de la Junta de Andalucía al conceder una medalla a una juez de El Ejido por haber paralizado unos desahucios. El gesto es emotivo y notable, sí, pero si el jurado hubiera encontrado a un magistrado capaz de acreditar pernoctación en una plaza con unos perroflautas, el premio hubiera sido suyo. Porque no se trata de reconocer una trayectoria, sino de lanzar un mensaje a la sociedad tipo “no somos vuestros gobernantes; somos vuestros colegas”, porque siempre hay quien se traga el embeleco.
Stop Desahucios |
Y es que aunque los discursos y los titulares hablan del compromiso social y de la valentía que supone que una juez interprete a su aire la ley y paralice ejecuciones hipotecarias (Andalucía imparable, la Islandia bética, etcétera) tenemos que aclarar que los desahucios no son un invento reciente en nuestra comunidad. Recordemos que entre enero y junio del pasado año hubo más de 7.000 desahucios en Andalucía, mientras que en el Parlamento andaluz, PSOE e IU (los que ahora premian la valentía y el compromiso y todo eso) se han negado a que la Junta de Andalucía ponga a disposición de las personas desahuciadas parte de las 70.000 viviendas con las que cuenta la Empresa Pública de Suelo de Andalucía (EPSA).
Está visto que una cosa es predicar, otra dar trigo y otra conceder medallas. A lo mejor por eso los miembros de la plataforma “Stop Desahucios” de Huelva, a los que también quisieron conceder (qué casualidad) otra medalla por lo mismo, les dijeron a los señores de la Junta que se fueran buscando otros premiados, que ellos no aceptaban ese galardón de sus manos.
Retrasado mental que nos cuesta un dineral a los Almerienses y con carta blanca para salir en todos los diarios subvencionados o pagados por los corruptos.
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