Subdirectora
de La Voz de
Almería
Jueves 18 de abril. Detención del abogado
del Estado en Almería. Amanece radiante. Uno de esos días límpidos y
cristalinos de Almería cuando no hace viento. Pero el vendaval se está formando
y muy pocos lo saben. Antes de que las cafeterías del Paseo y Nuevos
Ministerios empiecen a llenarse de funcionarios y empleados de oficinas para el
cafelito y la tostada de media mañana, un puñado de personas (muy pocas) en
puestos clave reciben un aviso absolutamente confidencial. La Guardia Civil ha
detenido al abogado del Estado Demetrio Carmona del Barco, 54 años, hijo de una
numerosa familia bien de Loja (Granada), letrado que ha hecho carrera en la Administración como
abogado jefe del Estado, es un personaje tan familiar en los círculos
políticos, empresariales, judiciales y sociales almerienses como esquivo en
imagen mediática. Bien plantado, exquisito en las formas y de trato agradable,
emparentado por matrimonio durante más de una década con uno de los apellidos
de más lustre de la ciudad. Un tipo con todo a favor. No es ningún secreto su
conocida afición a los negocios, que le llevó a unirse en sociedad a un
conocido empresario del Almanzora, con el que acabó tarifando.
Ultimamente, la estrella de Demetrio Carmona había empezado a declinar. En 2008
fue apartado de la
Comisión Provincial de Urbanismo, aunque se evitó presentarlo
como un cese. En enero de este año, en medio de un complicado divorcio, es
cesado como jefe de los servicios jurídicos del Estado en la provincia tras 25
años en el cargo, y se le destina a Granada. No se dio ninguna publicidad a
este cambio, y cuando la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, ha
tenido que hablar de él lo ha hecho en términos que no ocultan una pérdida de
confianza.
El jueves 18 de abril, Carmona pasa varias horas en la Comandancia de la Guardia Civil , donde
le interrogan por un asunto que –se empezará a conocer y sólo superficialmente
días después- a los ojos de la gente corriente se antoja algo turbio y
rocambolesco. Una historia truculenta relacionada con unos presuntos activos
iraquíes, unos falsos agentes del CNI y un empresario que denuncia. Un asunto
feo. No es el único detenido. Otros tres hombres, entre ellos su abogado y
amigo Rogelio Vargas, el roquetero José Abad y el mojaquero José I. Flores
también son arrestados. En Madrid hay otras dos detenciones (uno es José
A. Mateo, almeriense residente en la capital) y una más en Málaga. La operación
se bautiza como Tres Reyes.
Los protagonistas |
A mediodía, todavía la noticia se mantiene en círculos muy reducidos. El
secreto es máximo. A las nueve de la noche, LA VOZ DE ALMERÍA adelanta la
información en su edición digital. A esa hora, Demetrio Carmona y Rogelio
Vargas ya están fuera de la
Comandancia , en libertad a disposición del Juzgado de
Instrucción número 1 de Almería. No así los otros detenidos en Almería,
que declararán dos días después, el sábado 20, ante la magistrada [para Abad y
Mateo habrá auto de prisión sin fianza. Para Flores, prisión con fianza].
Al final de la noche, LA VOZ
contacta telefónicamente con Carmona. Responde, aunque se le nota enfadado: “Es
muy grave lo que ha pasado. Solo se ha filtrado mi nombre. Aquí el perjudicado
soy yo”. ¿Quién está detrás de todo esto?”, inquiere, vehemente. Todavía,
a día de hoy, no ha declarado en el Juzgado, aunque es previsible que lo haga
en breve.
Martes, 23 de abril. Condena al exalcalde
de Zurgena. Era cuestión de tiempo que los lances judiciales del exalcalde
de Zurgena, Cándido Trabalón (PA), empezaran a tener desenlace. El nombre de
Trabalón, y del que era su concejal de Urbanismo, Manuel Tijeras, están
asociados desde 2008 al nombre de Costurero, como fue bautizada la operación de
la Guardia Civil
que desencadenó su detención en abril. Justo cinco años después, el Juzgado de
lo Penal número 2 dicta la primera sentencia de los varios procesos contra
Trabalón por permitir la construcción de viviendas en suelo no urbanizable a
sabiendas de que eran ilegales.
Cerca del mediodía de este pasado martes, la información llegaba a todas las
redacciones: una condena de 21 meses de cárcel y nueve años de inhabilitación
para ejercer cargo público por una promoción de 21 casas en Los Carasoles. Al
ser de menos de dos años, el exalcalde no tendría que entrar en prisión. Otra
cosa es la inhabilitación. Porque Trabalón ejerce actualmente como concejal de
Urbanismo en Zurgena y el apoyo de su partido permite al PP gobernar en ese
municipio.
Las repercusiones políticas estaban servidas. El secretario provincial del PP,
Javier Aureliano García, desvincula el pacto de las personas, y no está
dispuesto a romper la alianza. Trabalón dice que recurre y que no dejará su
cargo. Todavía le espera una petición de 180 años de cárcel y 10 de
inhabilitación por Costurero.
Miércoles, 24 de abril. Estalla el caso de
los cheques de Medio Ambiente. El mismo martes, mientras la atención
política y mediática vive acaparada por la condena al exalcalde de Zurgena,
otro asunto peliagudo está a punto de ver la luz. Algunos periodistas reciben
un `pitazo`: la Junta
de Andalucía ha presentado una denuncia en los juzgados por el presunto robo de
unos 300.000 euros en cheques al portador, extraídos de una cuenta en la que
aún tenía firma el que fuera delegado de Medio Ambiente entre julio de 2008 y
julio de 2010, Clemente García Valera. LA VOZ abre su edición del miércoles con esa impactante noticia.
A las diez de la mañana, la delegada del Gobierno de la Junta en Almería, Sonia
Ferrer, es preguntada por el asunto en una convocatoria pública. Confirma que
ha sido el propio delegado de Medio Ambiente actual, José Manuel Ortiz, quien
ha presentado la denuncia ante los tribunales y que se trataba de una cuenta no
fiscalizada por la
Intervención. La investigación interna y la decisión de
actuar fueron rápidas: en apenas una semana, ya se había hecho un informe y se
había puesto el asunto en manos de los juzgados. Fue entre finales de enero y
principios de febrero, aunque se ha sabido ahora.
En los pasillos de las delegaciones de la Junta , sobre todo la de Medio Ambiente, no se
habla de otra cosa. El asunto se convierte en tema de conversación (y lo será
para varios días). Durante casi cuatro años, una cuenta que nadie controlaba,
en la que se ingresaban las tasas por aprovechamientos de recursos públicos
forestales, había sido sometida a continuas retiradas de dinero, no se sabe con
qué destino, con la firma de un exdelegado (llamado a declarar ya como
imputado), un exsecretario (Augusto Segura) y un funcionario (Miguel Gallardo).
Había talonarios que se habían quedado firmados y más de un centenar de cheques
al portador habían sido cobrados de manera regular. Todos, por cantidades
inferiores a 3.000 euros, para eludir la identificación del portador. Todos,
menos dos. Uno de ellos, de más de 40.000 euros, destinado a un pago a una
empresa de Almería. El asunto lo usa el PP como munición política. Los populares lo tildan de “escándalo”
y el PSOE hace valer el argumento de la rapidez en la actuación como ejemplo de
transparencia.
Jueves, 25 de abril. Las facturas falsas
del Patronato de Turismo. La ‘tormenta’ por el caso de los cheques se
mezcla en cuestión de horas con otra de no menores dimensiones. Cuando, en la
rueda de prensa semanal, el vicepresidente de Diputación Javier Aureliano
García (PP) anuncia que la
Fiscalía ha decidido pedir la imputación a su antecesor en el
cargo, Luis Pérez Montoya (PSOE), por delitos continuados de malversación y
falsedad en documento público, sabe -a buen seguro- la polvareda que va a
desencadenar. El motivo: la existencia de facturas falsas de gastos por viajes
no realizados o correspondientes a otros conceptos en el Patronato de Turismo,
mientras Pérez Montoya era el responsable de ese organismo. La denuncia había partido del propio PP, unos meses antes. En el ‘lote’ iba
también el exgerente de la entidad, para el que la Fiscalía pide igualmente
la imputación.
Viernes, 26 de abril. PSOE y PP
se enzarzan en la guerra política. Todos los casos sometidos a
investigación judicial se convierten en carnaza política, para unos y otros. El
pasado viernes fue un día muy largo y muy movido en los despachos de los
dirigentes provinciales de PP y PSOE.
Hay quien intenta llevar el tema de la operación Tres Reyes desde el ámbito
estrictamente judicial al político y refieren los presuntos contactos de
Demetrio Carmona y otros protagonistas del caso con destacados dirigentes del
Partido Popular de Almería, con su presidente, Gabriel Amat, como principal
nombre. El secretario provincial del PSOE, José Luis Sánchez Teruel, le pide
explicaciones. También se las pide Izquierda Unida. Amat reacciona con
indignación, como pocas veces se le escucha: “Sánchez Teruel debería tener más
vergüenza política”, espeta.
Mientras, su ‘mano derecha’, el secretario general del PP y vicepresidente de la Diputación , Javier
Aureliano García, se enfrentaba al exgerente del Patronato, Francisco Iglesias,
quien le acusaba de haber callado durante año y medio el asunto de las facturas
por interés político.
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