Miguel Ángel Blanco Martín
Periodista
Hace
treinta años, en el Departamento de Lengua y Literatura de la entonces
Universidad Laboral de Almería (hoy, Instituto Sol de Portocarrero) se abrió
una vía para que el teatro clásico entrara en las aulas, con la idea de que la
mejor enseñanza sobre el teatro está en el escenario. Así se puso en marcha el
proyecto de las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro de Almería, toda una referencia
para el teatro clásico en nuestro país. Al cumplirse los 30 años, las Jornadas
han sido distinguidas con uno de los premios nacionales Max de la Crítica de
las Artes Escénicas, un gran momento de la escena teatral y su papel cultural
en España. La noticia ha hecho sonreír a muchos representantes del sistema,
prestos para la fotografía oficial, y ha puesto en el centro de la imagen a las
instituciones, cuando en realidad, junto a lo merecido del premio, qué duda
cabe, habría que hacer otras valoraciones. El premio Max se entregará el 13 de
mayo en Madrid al fundador y coordinador de las Jornadas, durante 27 años,
Antonio Serrano, y a Ascensión Rodríguez Bascuñana, actual directora.
Las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro, galardonadas con un premio Max |
Antonio Serrano, alma máter
Si
las Jornadas han conseguido sobrevivir, lo han sido a trancas y barrancas. Y al
enorme trabajo y esfuerzo de un grupo de trabajo. Hace treinta años la idea se
gestó en la cabeza del profesor Antonio Serrano, verdadera alma máter del
proyecto, junto con otros profesores: Heraclia Castellón, Javier Marchante,
José Bervel y Lola de Juan. Antonio Serrano lo explicó cuando se conmemoraron
los 25 años: “La idea era que los alumnos conocieran el teatro de manera
distinta a como se venía haciendo. Debían ver, oír, sentir el teatro desde un
patio de butacas”. La realidad en las aulas era (es) lamentable, en las
relaciones entre alumno y teatro (más o menos como las relaciones con el cine,
la música clásica o el folklore, la poesía, la ciencia, la filosofía, etc.).
Antonio Serrano da el paso cuando se da cuenta de que “la mayoría de los alumnos
no habían ido nunca al teatro, así que menos aún a una representación del
teatro clásico español del Siglo de Oro”.
Proyección internacional
Durante
estos años, la evolución ha sido tremenda. Lo que empezó siendo una apuesta
didáctica terminó convirtiéndose en una cita de proyección internacional en el
mundo cultural y universitario (hasta doce Universidades de España, Estados
Unidos, Francia, Italia, Inglaterra, Canadá, México, etc., han participado), con
desigual respuesta oficial, en reconocimiento del legado de Calderón de la
Barca, Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina, Lope de Rueda, etc., que
permanece vigente.
Almería
ha sido durante años lugar de representaciones clásicas, por las principales
compañía nacionales, pero también de encuentros y debates entre profesores e
investigadores de la escena clásica y el mundo del teatro, que era la esencia
de las Jornadas. Reunir las dos propuestas. Y junto a ello, la función de la
enseñanza, con cursillos que destacados protagonistas del teatro -José Carlos
Plaza, Mari Paz Ballesteros, Carmelo Gómez, por ejemplo- han impartido a
alumnos que abrían de esta manera su interior a iniciales estímulos de la
escena teatral. Y además, estaban los homenajes: José Tamayo, Francisco Ruiz
Ramón, Alfredo Hermenegildo, María Fernanda D’Ocón, Rinaldo Froldi, Manuel
Canseco, Martin Recuerda, Ricart Salvat, Juana de José Prades, González Vergel,
Mari Carrillo, etc.
Lo que
se inició en Almería capital se fue ampliando a otros municipios que sumaron el
proyecto: Roquetas de Mar, Adra, Vícar, Tabernas, Vélez-Rubio, El Ejido, etc., cada
uno en función de sus disponibilidades económicas.
La
memoria de las Jornadas está en sus actas, editadas por el Instituto de
Estudios Almerienses, documento primordial para el estudio y conocimiento, no
sólo de las Jornadas sino también de la importancia del teatro clásico en la
formación del hecho cultural frente a una realidad decepcionante.
Garantizar su futuro
Durante
todo este tiempo, año tras año, se producía un choque contra la pared para garantizar
un futuro estable de las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro. Se habló de una
Fundación, otras opiniones apuntaban a un Patronato. Pero nunca se ha llegado a
cerrar este círculo, entre Diputación, Ayuntamiento, Junta de Andalucía y
Universidad de Almería (que no siempre ha dado su respaldo). Hace tres años,
Antonio Serrano tiró la toalla, cansado tras veintisiete años de coordinación,
pero también del trabajo que suponía convencer año tras año a concejales, diputados y otros representantes institucionales de las virtudes de las Jornadas, de que
no sólo es cultura sino también un factor económico. Y eso hay que explicárselo
a determinados representantes del sistema, que si no ven la vertiente de negocio
de una actividad cultural no la valoran. Antonio Serrano recibió buenas respuestas,
con apoyos económicos que tardaban en llegar, lo que en ocasiones obligaba a
Antonio Serrano a arriesgarse a pedir préstamos personales para pagar a las compañías
participantes, a sabiendas de que el dinero de las instituciones terminaría por
llegar.
Ahora
con el premio Max anunciado, satisfacción plena en todas las direcciones.
Antonio Serrano, por supuesto el primero en congratularse, pero se mantiene
realista por experiencia y recuerda, treinta años después, que “las Jornadas de
Teatro del Siglo de Oro todavía no han despegado como debieran”. A ver si
ahora…
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