Pedro
M. de la Cruz
Director
de La Voz de
Almería
El
PSOE se enfrenta mañana a una asamblea extraordinaria para elegir a su nueva
dirección en la capital. Hasta ahora han sido cuatro los militantes que han
hecho pública su decisión de competir por la secretaría general, pero en un
partido tan cercano a veces a la sorpresa nada es predecible. Pueden mantenerse
las cuatro candidaturas; ser mayor el número de aspirantes; o quedar reducidos a
una sólo opción procesionando todos detrás de la imagen hueca de la unidad. Da
igual, nadie se va a tomar muy en serio lo que ocurra.
La
historia del socialismo capitalino desde su fundación es una quimera. Los pioneros
que llegaron a la sede en aquellos meses predemocráticos de mediados de los
setenta no lo hicieron solos, llegaron acompañados primero de sus familias (alguno
de ellos, después de saberse de memoria El
Padrino de Marlon Brando -¡Ah, la familia, siempre la familia!- y más tarde
de sus vecinos de calle, de sus conocidos de barrio.
Casi
cuarenta años después aquella estructura no ha cambiado. Es verdad que ya
(casi) no hay tribus familiares y la vecindad ha dejado de existir como vínculo
de militancia interna. Ahora la travesía se reduce a dos trincheras: los que
aspiran a continuar mandando y los que aspiran a mandar (o a influir) todavía
más.
Fernando Martínez |
De
las cuatro opciones que se han presentado, ninguna está alejada del altar del
poder. Como obispos o como diáconos, pero todos han estado estos años participando
en la ceremonia. La circunstancia de que tres de ellos hayan ocupado cargos en
la anterior dirección local y otro haya pertenecido a la ejecutiva que le
precedió, es una muestra incontestable del bucle permanente en que se ha convertido
la vida interna de este partido. ¿Qué alternativa novedosa van a presentar
Fernando Martínez, Francisco Giménez y Antonio Ruano si, los tres, han sido
presidente, vicesecretario y secretario de organización en la ejecutiva que
acaba de dimitir tras dos años gestionando la nada? ¿Qué va a aportar Menezo
que no lo hubiera podido hacer cuando era secretario de Ideas en la anterior ejecutiva?
Heráclito
se equivocó. No es cierto que nadie se bañe dos veces en el mismo río: Aquí
llevamos años viendo a los mismos bañándose en la misma charca y ya no hay
capacidad para la sorpresa. La voluntad de renovación es tan inexistente que
han tenido la delicadeza de no caer en el cinismo lampedusiano de aparentar que
todo va a cambiar para que todo siga igual.
Todo
seguirá igual. Pase lo que pase hasta mañana y mañana nada va a cambiar. Antes
de la primavera de 2015 la dirección que salga elegida dentro de unas horas
entrará en crisis por la ausencia de algunos de sus miembros de la candidatura a
las municipales de ese año. Y la noria volverá a girar recordando a Machado y
su “hoy es siempre todavía”.
Desde
su llegada a la secretaria provincial Sánchez Teruel dejó claro que su voluntad
no era remover sino renovar. Es cierto que esa aspiración no puede llevarse a
la práctica desde la inmediatez; que en el PSOE, como en cualquier
organización, existen condicionantes que imponen la ponderación como método de análisis,
la mesura como estrategia a desarrollar y el equilibrio como instrumento para
no fracasar en el empeño; que, al cabo, cuarenta años no se pueden borrar (ni
es acertado, ni justo, ni inteligente) en cuarenta semanas.
Javier Menezo |
Pero
la situación del PSOE capitalino es tan precaria que cualquier decisión que
tomen los militantes no va a aumentar más su deterioro. Esa es la única verdad de
la que parten. Elijan el camino que elijan nunca saldrán del laberinto. La
única posibilidad sería ignorarlo. ¿Qué cómo? Pues quizá pidiendo un gesto de
generosidad a todos los que desde los setenta hasta ahora han pertenecido al
comité ejecutivo para que, agradeciéndoles el trabajo realizado, disfruten de
un merecido descanso y que sean otros y otras los que, incontaminados por el pasado,
sean capaces de enfrentarse al futuro.
La
función debe cambiar de actores y de argumento; si no lo hacen el espectáculo continuará
pero ya no habrá nadie que les vea (y vote) desde el patio de butacas.
Los incontaminados,como Vd.los llama, dan miedo; los "veteranos" por lo menos tenían principios; éstos, sólo tienen ocurrencias. En cualquier caso los que tienen que hacer es aclararse todos y definir qué modelo de partido y de sociedad quieren,
ResponderEliminarque parecen la banda de Pancho Villa.