IU deja su sello en el BOJA


Lourdes Lucio
El País

En política los buenos momentos duran poco, muy poco. Izquierda Unida está viviendo uno de esos instantes después de que el Consejo de Gobierno de Andalucía aprobara el pasado martes el decreto sobre la función social de la vivienda. Es una norma con la huella y el sello de IU, elaborada en la Consejería de Fomento. Este departamento está dirigido por Elena Cortés, la consejera más desenvuelta y con mayor desparpajo de todo el Ejecutivo de coalición, que se permitió citar a Hugo Chávez cuando defendió la legalidad de la norma. “Garantía jurídica plena, como la luna llena”, subrayó. Han sido cinco meses de trabajo interno y de discusiones con sus socios socialistas, que se opusieron a que las sanciones por tener pisos deshabitados afectaran también a los particulares.
 
Elena Cortés / El Mundo
Después de casi un año en la Junta y vivir un recortazo de 2.500 millones de euros al presupuesto de 2012 —que cimbreó a la organización—, el decreto antidesahucios ha permitido a los dirigentes y a la militancia de IU proclamar que por estas cosas “vale la pena estar en un Gobierno”, dice el coordinador general y vicepresidente de la Junta, Diego Valderas.

IU es una formación con fama de ser una jaula de grillos, con una arraigada cultura de oposición y de barricadas y una cierta superioridad moral sobre sus parientes socialistas. Tras 30 años de gobiernos del PSOE en Andalucía, su presencia al frente de tres consejerías en el Gobierno que preside José Antonio Griñán le ha supuesto entrar en contacto con la realidad, zambullirse en pragmatismo. También que cerca de un centenar de miembros de IU —una cifra que facilita “a ojo” un dirigente— cobre nómina de la Administración autonómica.

 “Hemos aprendido a que gobernar no es tan fácil, que las cosas requieren su tiempo”, dice el secretario general del Partido Comunista de Andalucía (PCA), José Manuel Mariscal, quien asegura que hasta ahora el Ejecutivo andaluz se ha caracterizado por “resistir” a los recortes más que por plantear alternativas. De hecho, le cuesta definir de “izquierdas” al Gobierno autónomo. “Ahora el peligro es que las cosas que proponemos pueden ser aprobadas”, ironiza, “y hay que ser solventes”.

El decreto de la vivienda ha tenido un efecto balsámico en IU. Nadie cuestiona —salvo la formación de Sánchez Gordillo— la permanencia en el Gobierno, sino los ritmos y las formas de gobernar. Tampoco la corriente Izquierda Abierta. “El balance de este primer año es bastante pobre, pero lo importante es pensar en los tres años de legislatura que quedan”, dice su portavoz, Raúl García.

La norma antidesahucios ha permitido que los militantes de IU que apoyaron en referéndum cogobernar con los socialistas “salgan con la cabeza alta” y defiendan su apoyo a la coalición, dice Mariscal, quien “duda mucho” de que el decreto haya terminado en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) si no fuera por su formación.

En este año de convivencia, uno de los rasgos del cogobierno ha sido que no ha generado ruido, pero tampoco iniciativas que demuestren que es posible otra formar de gobernar. Hasta el decreto que permite la expropiación del uso de la vivienda para frenar los desahucios. Con esta norma, el Gobierno andaluz dice que inicia una senda nueva que continuará con un plan contra la exclusión y las leyes de fiscalidad y lucha contra el fraude fiscal y social, la de transparencia y la de participación, donde se contempla la convocatoria de consultas populares de ámbito regional.

Pero si con su entrada en el Gobierno IU ha puesto los pies en la tierra, también el PSOE andaluz ha cambiado y “ha adoptado una postura más de izquierdas, no por contaminación de los socios, sino por la magnitud de los recortes sociales”, afirma una fuente socialista del Ejecutivo, que admite que el propio Griñán, que se define como un socialdemócrata puro, “ha ido impregnándose de la esencia de la izquierda”. Como ejemplo, pone que renegara de la reforma exprés de la Constitución para limitar el déficit.

Algunos dirigentes socialistas ven en el horizonte un riesgo. PSOE e IU compiten por el mismo espacio electoral y aunque los socialistas les sacaron 28 puntos de ventaja en las elecciones andaluzas, hay temor de que cale la idea de que la iniciativa social se debe a IU mientras el PSOE solo está para hablar del fraude del caso de los ERE. Sobre todo, cuando el rechazo al bipartidismo va en aumento. Este debate no ha saltado a la ejecutiva regional socialista, pero sí ha empezado a abrirse paso en círculos más pequeños del PSOE.

“Esto es un trabajo en equipo. Nadie se puede apropiar de las normas que emanan del Consejo de Gobierno”, asegura la fuente gubernamental, que subraya que las consejerías no funcionan como departamentos estancos, sino que hay una permanente interrelación.

“Aquí no vale decir que esta política es de uno y otra, de otro. Es una acción conjunta de un Gobierno apoyado por los dos socios. Y lo bueno y lo malo es de todos”, subraya Clara Aguilera, secretaria de Acción Ciudadana de la ejecutiva socialista.

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