Laura Blanco
El Correo de Andalucía
No solo es una de las comunidades con mayor tasa de pobreza
–un 31,68% de la población vive con menos de 7.500 euros al año (para una
familia de cuatro miembros el umbral de pobreza se sitúa en 15.768 euros)- sino
que la situación de esa parte de los andaluces considerados oficialmente
pobres es más aguda que la de los habitantes del resto del país
englobados en este colectivo. Un informe encargado por Cáritas,
realizado a partir de los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del
Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2011, se adentra no solo en la
incidencia de la pobreza (a cuánta gente afecta) sino en la intensidad de la
misma un dato “importante” a juicio de los autores por cuanto “da idea
de la profundidad del problema ya que a mayor distancia del umbral de la
pobreza, más difícil es revertir la situación” y, por el contrario, más
fácil es que ésta desemboque directamente en la exclusión social. En términos
cuantitativos, los pobres andaluces están a mil euros anuales de llegar al
umbral de la pobreza cuando la media nacional es que la distancia sea de 600
euros.
El
profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Extremadura, Jesús Pérez
Mayo, presentó hoy las conclusiones regionales del informe Pobreza y
privación en Andalucía y España: el impacto de la Gran Recesión, realizado
en colaboración con los profesores Eduardo Esteve y Enrique Lluch por encargo de
la Fundación Foessa de Cáritas a partir del estudio nacional realizado por el
Observatorio de Investigación sobre Pobreza y Exclusión en la Comunidad
Valenciana.
El estudio analiza las respuestas de los sondeados para la Encuesta de
Condiciones de Vida del INE sobre el efecto de su falta de recursos económicos
en su calidad de vida y alude a privaciones significativas como que el
48% de los hogares andaluces no pueden afrontar gastos imprevistos (el
35,35% en España), que el 16,83% llega a fin de mes “no con dificultad sino con
mucha dificultad” (en España el 10%) y un 23,45% tiene problemas de goteras,
humedades o podredumbre en su casa (15,61% es la media nacional). Otras
privaciones más graves, como la imposibilidad de comer carne o pescado al menos
una vez cada dos días o retrasos en el pago de la hipoteca o alquiler son
reconocidas por el 6% y el 8% de los encuestados respectivamente. Según Pérez
Mayo, “seguramente el problema es mayor porque es difícil reconocer eso”.
El autor del informe destacó que la crisis ha afectado a la pobreza monetaria
pero también a la calidad de vida pero mientras la primera es más fácil
de remontar “con nada que mejore el empleo”, las privaciones en la
forma de vivir conllevan un proceso “que empieza con la falta de ingresos, la
segunda fase es el empeoramiento de las condiciones de vida y el siguiente paso
es la exclusión social”.
El estudio también ofrece datos sobre el número de pobres y la intensidad de
su pobreza por grupos de edad y para Pérez Mayo resulta preocupante que los
colectivos más afectados sean los niños y los jóvenes porque “es importante para
el futuro de un país o una comunidad. No es determinista pero un niño en una
familia pobre tiene más difícil desarrollar todas sus capacidades”. Respecto a
la situación de los mayores de 65 años, un colectivo
tradicionalmente más empobrecido, el investigador alerta de que su mejora es en
realidad un “efecto estadístico” ya que “en su caso las prestaciones
como mucho se han congelado por lo que no es que hayan mejorado sino que los
demás hemos empeorado nuestra situación”.
Tanto el profesor Pérez Mayo como los responsables de Cáritas en Andalucía,
el vicepresidente José Arredodo y el administrador Francisco Doumouso, llamaron
la atención sobre el hecho de que tras todas estas cifras “hay personas con
rostro”. Doumoso alertó de las diferentes rentas y subsidios ofrecidos por las
administraciones públicas y los servicios sociales están muy lejos de esos mil
euros anuales que separan a los pobres andaluces del umbral a partir del cual
dejan de ser oficialmente considerados como tales. Subrayó que los
efectos de la crisis son tan devastadores que “Cáritas se está viendo
arrinconada hacia el puro asistencialismo y no a la promoción de las
personas” a la que tradicionalmente se dedicaba para “no solo dar peces sino
enseñar a pescar indicando que vale cualquier forma para pescar”.
¿Quiénes son los responsables de este estado de cosas, los políticos o los ciudadanos?
ResponderEliminar