La ramificación almeriense del "Caso ITV"


Emilio Ruiz

El martes próximo, Oriol Pujol, el hijo político del expresidente de la Generalitat de Catalunya Jordi Pujol, tiene una cita con la justicia. Está imputado por un delito de tráfico de influencias. Se le acusa de ser el cerebro de una trama de amaño de concesiones de estaciones de ITV para favorecer a un grupo de empresarios con los que él mismo y su mujer estaban asociados. Presuntamente. Siempre presuntamente.

Pedro Navarrete
El descubrimiento de la trama fue por pura casualidad. Durante unas escuchas en el llamado Caso Campeón, que afecta al exministro José Blanco, a la policía le llegó una conversación del industrial catalán Sergi Pastor, que se jactaba del apoyo de  Pujol para amañar la ordenación del sector de las ITV en Cataluña. Se pretendía anular el reparto de estaciones realizado por el Gobierno de Montilla para realizar la adjudicación a una empresa, Upprime Energy, creada por Pujol y sus amiguetes.

A esa empresa se iban a incorporar otros accionistas: el entonces director de Sony España, el albojense Pedro Navarrete, y su esposa, María Jesús Muro, además de Ficosa, la compañía que compró la planta de Sony en Viladecavalls. Según El País, por esta operación con Sony, Ficosa pagó tres millones de comisión a Sergi Alsina. Y de los tres, uno fue a parar, tras un cruce de facturas falsas –insisto, siempre presuntamente-, a Pedro Navarrete.

En una conversación interceptada a Navarrete que aparece en el sumario, el albojense explica cómo llega esa comisión a él sin dejar rastro: “Está perdida la trazabilidad porque [el dinero] primero viene a Alsina, de Alsina va a Pastor y de éste a Landiron. Para encontrar esa línea hay que ser un lince”. Landiron es la empresa familiar de Navarrete y su mujer. El matrimonio, hasta hoy, no ha sido detenido ni está imputado. Hay que confiar, pues, en su inocencia.

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