Antonio Felipe Rubio
Periodista / Noticias de Almería
Acaba de extenderse una nueva moda consistente en evidenciar amistades, afinidades, encuentros, salutaciones, convivencias… en definitiva, relaciones sean de la intensidad y alcance que sean, pero que salpiquen a políticos que hayan rozado trato con imputados en casos de diversa tipología delictiva y, aún sin sentencia condenatoria, se les considera altamente contaminantes en sus pretéritas relaciones.
El conocido dicho de que hay que tener amigos hasta en el Infierno se ha convertido en una amenaza potencial para políticos y empresarios que habrán de cuidarse de con quién coinciden en una cafetería por si se les atribuye negocio, corruptela o comisión de delito en función de una frugal conversación. Por tanto, es excusable una anacoreta actitud refractaria a las relaciones personales que puede confundirse con mala follá o altivez de políticos que ni te saludan por la calle por si mañana se ven complicados en un asunto que ni les va ni les viene; pero les vieron saludar al delincuente, y eso puede suponer algo más que un indicio de complicidad en el delito.
Como más aventajado chafardero del lugar, destaca José Luis Sánchez Teruel. Con trémulo tono y aire frailesco, deja caer insidias sobre amistades peligrosas y propuestas indecentes por doquier. Algunas veces, el obseso deseo precede a la constatación de la realidad; así se deduce de sus aseveraciones sobre las incesantes investigaciones que atosigan a Gabriel Amat, convertido en poco menos que objeto de seguimiento e investigación de los satélites de la CIA. Cabría preguntarse si estas afirmaciones son producto de general conocimiento por habituales canales de acceso o estamos hablando de información privilegiada y filtraciones de la Policía y Fiscalía. En todo caso, lanzar sombra de sospecha, maraña, investigación y martingala consigue instilar la duda en una audiencia receptiva y avisada de corrupción generalizada. Toda una impagable colaboración al bien merecido desprestigio de la “clase” política que, algunos, con sus infundios y maledicencias, contribuyen al demérito en el que quedan insertos.
Que el PSOE de Almería no esté pasando por sus mejores momentos no es fruto de una maldición galáctica. La ausencia de útiles propuestas y la profusión de insidias (internas y externas) conducen al hastío y descrédito.
Casos como el “Aureliano” (facturas falsas de viajes en Diputación) han convertido al “líder” socialista en un histrión exigiendo pedir perdón urbi et orbi por una denuncia de consistencia incontestable y vergonzante para el infausto gobierno socialista; por cierto, aupado gracias al apoyo de la “ejemplar” formación política encenagada en el Caso Poniente.
Otro asunto que parece no ser fruto de paranoia insidiosa es el de los trescientos mil euros “limpiados” de la delegación de Medio Ambiente. Así lo define Clemente García, exdelegado que asegura complicidad necesaria de sus colegas en el mantenimiento de una trama duradera y extensiva en el procedimiento de robo sistemático de una cuenta destinada a los pueblos de la provincia. Por muy evidente que sea el saqueo, jamás se pierde la indecencia declarativa.
En su última intervención, Luis Planas, consejero de Medio Ambiente, apeló a la “tolerancia cero”. Singular afirmación que coincide con dejar a cero una cuenta corriente que terminaba temblando a golpe de talonario.
Pero lo más indignante -por indignidad- es la posición de IU-CA aplaudiendo la ejemplar conducta de los socialistas, calificándola de “logro extraordinario”. Claro, el logro “extraordinario” es haber llegado adonde han llegado y, una vez llegados, se aplaude lo que sea menester.
Periodista paniaguado y esbirro de Amat, eres muy tanto y tienes muy poca verguenza.
ResponderEliminarYo diria que es muy TONTO
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